“Su presencia era tan malvada... Allí, sentado con indolencia, mientras se pasaba la mano con descuido por los negros cabellos y la taladraba con aquellos plateados ojos, parecía tan magnífico que podría pasar sin esfuerzo por el mismísimo Hades esperándola en el trono a su llegada al inframundo.”
“¡Qué astuto era el viejo! Ahora entendía tantas cosas… Le importaba un rábano lo que pudiera ocurrir con su vida, pero no así con la de su pupila. Su único objetivo había sido ponerla a salvo. Sacarla del tablero y ponerla fuera del alcance de sus perseguidores, al tiempo que la dejaba bajo la protección del único alfil capaz de mantenerla, al menos momentáneamente, a salvo.”
“—Te odio, Marcos Pessaro —dijo en un susurro que él, por supuesto, escuchó alto y claro.—No es cierto, Marina Miralles -respondió mientras subía las escaleras hacia su dormitorio—. Quizá más tarde. Ahora sólo me deseas.”
“Tras veintinueve años de reinado que él había ilustrado y dignificado con su valor,con su lealtad,con su sangre fría en los peligros, con la prudencia en los triunfos y la constancia en la adversidad.”
“No intentes enterrar el dolor: se extenderá a través de la tierra, bajo tus pies; se filtrará en el agua que hayas de beber y te envenenará la sangre. Las heridas se cierran, pero siempre quedan cicatrices más o menos visibles que volverán a molestar cuando cambie el tiempo, recordándote en la piel su existencia, y con ella el golpe que las originó. Y el recuerdo del golpe afectará a decisiones futuras, creará miedos inútiles y tristezas arrastradas, y tú crecerás como una criatura apagada y cobarde. ¿Para qué intentar huir y dejar atrás la ciudad donde caíste? ¿Por la vana esperanza de que en otro lugar, en un clima más benigno, ya no te dolerán las cicatrices y beberás un agua más limpia? A tu alrededor se alzarán las mismas ruinas de tu vida, porque allá donde vayas llevarás a la ciudad contigo. No hay tierra nueva ni mar nuevo, la vida que has malogrado malograda queda en cualquier parte del mundo.”
“Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno. Con decirle que muchos de los que allí se mueren al llegar al infierno regresan por su cobija.”
“Honor miró por la ventana... y vio la sobrecogedora imagen de un ángel con alas de color azul plateado aterrizando en la zona verde del césped.-Es... -Se quedó sin aliento.Había visto fotos, incluso imágenes de televisión, que mostraban a aquel ángel de alas azules, pero ninguna de ellas le hacía justicia. Nada podría hacérsela.Resultaba mucho más impactante de cerca. No le quitó la vista de encima mientras se reunían con él junto al coche. Tenía los ojos del color del oro veneciano, el cabello negro con matices azules, y un rostro de una belleza tan pura que resultaba casi demasiado hermoso. Casi.Era, sencillamente, la criatura más hermosa que había visto en su vida.-Soy Illium -dijo el ángel mirándola a los ojos.Honor estuvo a punto de esbozar una sonrisa al ver la curiosidad pintada en sus iris dorados.-Yo soy Honor.”