“No sé cómo no enloquecí entonces, porque hubiera sido tanto mejor, enloquecer como un hombre. Salir a caminar y que nos encontraran una semana después, con cara de susto, espantados todavía, que con mucho trabajo nos dejáramos llevar a casa. Perder la cordura hubiera sido tanto más sano, no haber explotado entonces fue más cruel.¿A quién le debe uno la cordura? Si no se podía hacer que el tiempo diera un solo paso atrás, ¿por qué quedarse calladamente, sumisamente, obedientemente cuerdos? Debe ser que uno no enloquece cuando quiere, sino cuando puede”
“Me quedaba quieto igual que una vez, cuando tenía cinco años, que estábamos de visita en casa de un tío. La conversación de grandes me había dado sueño y me recosté en el sillón. Mi tío me apoyó sobre sus piernas y siguió conversando mientras me acariciaba la cabeza. Me despabiló por completo esa mano grande pasando suave por mis cabellos, pero seguí haciéndome el dormido porque, de alguna manera, supe que esos mimos eran porque creían que no me daba cuenta, curioso. Oí cuando mi madre dijo: Éste se está haciendo el dormido. Y a mi tío responderle que no, que estaba dormido en serio, sentí como su mano tocaba mis párpados y debo haberme acordado de algún perro que vi durmiendo, porque hasta los ojos para atrás puse con tal de que siguierna acariciándome la cabeza. Quien sabe cómo hace uno, a los seis años, para ya saber que hay cosas que se terminan si uno se despierta. No me pregunté entonces porqué se terminaba tanta ternura si se daban cuenta de que estaba despierto. ¿Sería posible que alguien te acariciara aunque estuvieras despierto? Eso lo aprendí de grande, como también, a oir el amor callado de los que sólo te acarician si te ven dormido, por pudor, por vergüenza, por campesina falta de costumbre de decir cuánto se quiere y también porque les gana el sentimiento.”
“Se le había ocurrido la pequeña historia de una ballena nacida en el desierto, y eso era todo lo que conocía. Tenía buenos amigos entre las plantas y los animales del desierto, sólo algo no estaba bien, y era la arena que tiraba por su agujero: le raspaba. Eso la confundía porque toda su vida la había pasado ahí. Poco a poco, sin saber cómo, creció la sensación de que tenía que partir a alguna otra parte. Sin imaginar una llegada, sólo irse. Un día se despidió de sus amigos y partió. La historia termina con un largo camino que hizo, sintiéndose peor porqiue ya no estaba allá y todavía no había llegado a ninguna parte. Hasta que un día llegó al mar y no sólo el agua que soplaba por su agujro no la raspaba, sino que además había encontrado otras ballenas. Obviamente quiero decir que yo también me siento como esa ballena y que sólo sé irme y ya perdí todos los caminos de regreso y que de esto se trata lo que escribo (soy el número un millón, de los que se identifican los la ballena de esa historia). Peor en verdad hay algo más que me gusta en esa historia y es que en la ballena había un conocimiento sobre cierto orden o sentido de las cosas, aun cuando no supiera de dónde venía, ni que su malestar era por eso. En ella misma había una proporción no correspondida que se expresaba como esa voz que oía: Aquí no es, así no es. Posdata número cuatro: me gusta la idea de que el propio ser está destinado a encajar bien y no a vivir patas arriba como el loco del tarot. Posdata número cinco: esta es la única historia que conozco en la que encajar bien es lo contrario de conformarse”
“A pesar de que la vida de un hombre se componga de miles y miles de momentos y días, esos muchos instantes y esos muchos días pueden ser reducidos a uno: el momento en que un hombre averigua quién es, cuando se ve cara a cara consigo mismo.”
“¿Por qué nos inquieta un hombre bañado en lágrimas? Una mujer que llora puede considerarse una parte excepcional pero conmovedora y digna de pena, de nuestra vida cotidiana, la acogemos con sinceridad y cariño. Pero ante un hombre que llora nos llena un sentimiento de desesperación. Es como si para él hubiera llegado el fin del mundo o como si él hubiera llegado al límite de lo que podía hacer.”
“APRENDIENDODespués de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender...Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes...y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad. Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores. Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende... y con cada día uno aprende. Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado. Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas. Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla. Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida. Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes. Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual. Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos! que dejaste ir. Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado. Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado incierto para hacer planes. Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas. Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado,añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado. Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido. Pero desafortunadamente, solo con el tiempo...”
“Sostén.No quiero ser el fuerte, pero tampoco quiero ser el débil. ¿Por qué siempre da la impresión de que hay que ser uno u otro? Cuando nos abrazamos, siempre hay uno que aprieta con un poco más de fuerza.”