“-Mira, Frijolillo -el Cónsul oía sus propias palabras-, tener en tu contra a Franco o a Hitler es una cosa, pero tener a Actinio, Argón, Berilio, Disprosio, Niobio, Paladio, Praseodimio...-Mira, Geoff...-...Rutenio, Samario, Silicón, Tántalo, Telurio, Terbio, Torio...-Mira...-Tulio, Titanio, Uranio, Vanadio, Virginio, Zenón, Iterbio, Circonio, por no hablar de Europio y Germanio... ¡Hip!... ¡Y Columbio!... Contra ti y contra todos los demás, es otra -el Cónsul acabó su cerveza.”
“El que por complacer a los demás, contra su gusto y sin necesidad, se fatiga corriendo tras la fortuna, los honores u otra cosa cualquiera, es siempre un loco.”
“Tengo por costumbre no insultar. Respetar a los adversarios engrandece las propias opiniones. En cambio el que disminuye al adversario, disminuye la importancia de su propia opinión ¿Qué gracia tendría tener la razón contra unos necios? lo grande es tener la razón contra gente seria, brillante, pero equivocada.”
“Patalear contra la muerte, y ya de paso contra todo lo demás, es el prototipo de sublevación inútil que nunca deja de encontrar angustiada y humorística complicidaden todo optimista bien nacido.”
“Nunca podemos juzgar la vida de los demás, porque cada uno sabe de su propio dolor y de su propia renuncia. Una cosa es suponer que uno está en el camino cierto; otra es suponer que ese camino es el único.”
“Toda sociedad es un sistema de interpretación del mundo (...) Su propia identidad no es otra cosa que ese "sistema de interpretación", ese mundo que ella crea. Y esa es la razón por la cual la sociedad percibe como un peligro mortal todo ataque contra ese sistema de interpretación; lo persigue como un ataque contra su identidad, contra sí misma”