“Una mujer es la historia de sus actos y pensamientos, de sus células y neuronas, de sus heridas y entusiasmos, de sus amores y desamores. Una mujer es inevitablemente la historia de su vientre, de las semillas que en él fecundaron, o no lo hicieron, o dejaron de hacerlo, y del momento aquél, el único en que se es diosa. Una mujer es la historia de lo pequeño, lo trivial, lo cotidiano, la suma de lo callado. Una mujer es siempre la historia de muchos hombres. Una mujer es la historia de su pueblo y de su raza. Y es la historia de sus raíces y de su origen, de cada mujer que fue alimentada por la anterior, para que ella naciera: una mujer es la historia de su sangre.Pero también es la historia de una conciencia y de sus luchas interiores. También una mujer es la historia de su utopía.”
“La historia de los pueblos que tienen una Historia es la historia de la lucha de clases. La historia de los pueblos sin Historia es, diremos con la misma verdad, la historia de su lucha contra el Estado.”
“Ya hoy la historia no es más que la estrecha hebra de lo recordado sobre el océano de lo olvidado, pero el tiempo sigue su marcha y llegará la época en que los años tengan muchas cifras, y la memoria del individuo, que habrá permanecido igual en su extensión, no será capaz de abarcarlos; por eso irán desapareciendo de ella siglos y milenios enteros, siglos de cuadros y música, siglos de descubrimientos, batallas, libros, y eso será grave, porque el hombre perderá la conciencia de sí mismo y su historia, inconceptuable,incontenible, se encogerá en unas cuantas abreviaturas carentes de sentido”
“Al escribir "historia" me refiero a la general o universal. No hay otra: lo que se llama "historia patria" es espejo del hombre -y entonces es también universal- o es una anécdota de sobremesa.”
“De modo que esa es la diferencia entre contar una historia y estar dentro una historia: el miedo.”
“Linda Williams dice algo muy interesante en su libro Hard Core. Afirma que una de las fantasías más tradicionales de la pornografía masculina es la violación que se convierte en éxtasis, y en que la mujer acaba disfrutando. Los hombres siempre fantasean sobre la débil frontera entre el 'no' y el 'sí' de una mujer. Este es el clásico dilema de la violación en nuestra sociedad sexista: la sospecha de que la víctima quiere ser victimizada. Esta es la razón por la que la violación en los juzgados siempre es un tema difícil, y sigue siendo uno de los crímenes donde más se desconfía de la veracidad de las víctimas.”