“La verdad, es que en el fondo soy un fatalista. Si a uno le llega la hora, da lo mismo un Boeing que la puntual maceta que se derrumba sobre uno desde un séptimo piso”
“El amor es algo sobre lo que no se puede influir, es algo que le llega a uno… sin motivo, sin comentarios y sin que uno se pueda resistir. Tal vez pase con el amor lo mismo que con la música: no se puede explicar, le llega a uno al corazón sin necesidad de palabras.”
“El tiempo de la ciudad es tan elástico que uno nunca sabe cuando una espera se transforma en plantón. La tendencia es esperar siempre un poco más, inventando justificaciones para el retraso: el tráfico, un accidente (desde un imprevisto sin consecuencias hasta un probable ataque cardiaco). Después, uno empieza a preguntarse si el responsable no será uno mismo: ¿Quedamos aquí o en otro sitio? ¿Estará adelantado mi reloj o atrasado el de la Hora Haste? Bueno, yo llegué tarde la otra vez.”
“Años más tarde aprenderé que un cuerpo vacío de vida no es la muerte. Un cuerpo vacío de vida es nada más que un cuerpo vacío de vida. Sabré que la muerte está en la vida, como fin anunciado de la gente que uno quiere y las experiencias que lo hacen a uno feliz: que asoma, como la transpiración, por los poros. Que un cadáver es el único cuerpo donde la muerte no está.”
“Hay un momento, un instante en la eternidad. Antes de descubrir la verdad el uno sobre el otro. Ese simple momento es el que nos impulsa a través de la vida - cuando nos sentimos como si estamos en el borde de nuestro futuro, de pie sobre el abismo, antes de saber a ciencia cierta que amamos. Antes de saber a ciencia cierta que amamos para siempre.”
“Llega un momento en la vida en que, haga uno lo que haga, solamente aburre. Queda entonces una manera de recuperar el prestigio: morir.”