“Y así, escindidos perpetuos hemos ido por la vida a duras penas soportando los reclamos de nuestra corporalidad...”

Martha Elena Munguia Zatarain

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“es necesario tener claro que la literatura recoge del centro de la vida social e ideológica los contenidos más sensibles de las preocupaciones y los debates históricos, de ahí que resulte forzoso ubicarlos en el seno de la sociedad donde se gestan para empezar a entender el significado artístico que después adquieren.”


“Parece que en los estallidos de risa lo corpóreo hiciera prevalecer y afirmar su existencia, por encima de lo racional, y esa emergencia del cuerpo tan ostentosa ha concitado el rechazo, el desdén y la amonestación. Afirmo lo anterior a partir de haber observado la recurrencia de llamados hacia la contención: reír estrepitosamente siempre ha sido visto como signo de mala educación.”


“No hay duda, la aparición de un determinado asunto como objeto de recreación artística siempre está en relación estrecha con su presencia en las distintas esferas de la vida social.”


“Vivimos entre libros, hemos tenido la libertad de elegirlos y la posibilidad de descifrarlos en una era en que la instrucción fue (casi) universal. No ncesitamos ser monjes ni damas de la nobleza y si pertenecemos a una cofradía no es la del poder ni la del dogma, simplemente hemos sido elegidos por los libros a temprana edad. Bendito sea un privilegio desinteresado, no esgrimido para someter a los diferentes,”


“Lector se nace, lector se hace, lector se muere. Como el hábito no tiene finalidad práctica, no admite renuncia por abandono ni por desaliento ante el posible competidor.El lector se arrodilla como el arqueólogo, trepa escalera como el restaurador, fortalece músculos con el diccionario de María Moliner, huronea de tomo en tomo. Lee de pie y escarba en librerías, sufriendo la melancólica anemia de su bolsillo, el despiste de los libreros y la necesidad del ángel que lo aliente para desmalezar la selva de los libros chatarra.Lo creíamos sedentario y en realidad es un atleta, comparado con prójimos que sortean estas gimnasias y se solidifican en ángulo recto frente a las pantallas...”


“Hasta el frío y la época de lluvias habían cambiado en Agua Grande a finales del siglo XX. El frondoso pulmón vegetal que adorna el valle que es la capital, dominado por palmeras y ceibas, respiraba desconcertado intentando seguir el paso a los desarreglos que desdibujaron en el calendario el lugar del frío decembrino y las lluvias de mayo a septiembre. La anarquía se instaló en el ambiente, como presagiando la turbulencia que indefectiblemente habría de tocar a todos sus habitantes.”