“Y así, escindidos perpetuos hemos ido por la vida a duras penas soportando los reclamos de nuestra corporalidad...”
“La vida está hecha de fragmentos, y a duras penas uno logra reunirlos. Nada, ninguna relación es completa. Nadie lo es todo para nadie. El amor completo es una invención retórica, una forma de expresar algo mucho más confuso y elemental y que por comodidad o necesidad de estilo bautizaronn así los románticos.”
“Mira a todos a tu alrededor y ve lo que hemos hecho de nosotros y de eso considerado como victoria nuestra de cada día. No hemos amado por encima de todas las cosas. No hemos aceptado lo que no se entiende porque no queremos pasar por tontos. Hemos amontonado cosas y seguridades por no tenernos el uno al otro. No tenemos ninguna alegría que no haya sido catalogada. Hemos construido catedrales y nos hemos quedado del lado de afuera, pues las catedrales que nosotros mismos construimos tememos que sean trampas. No nos hemos entregado a nosotros mismos, pues eso sería el comienzo de una vida larga y la tememos. Hemos evitado caer de rodillas delante del primero de nosotros que por amor diga: tienes miedo. Hemos organizado asociaciones y clubs sonrientes donde se sirve con o sin soda. Hemos tratado de salvarnos, pero sin usar la palabra salvación para no avergonzarnos de ser inocentes. No hemos usado la palabra amor para no tener que reconocer su contextura de odio, de amor, de celos y de tantos otros opuestos. Hemos mantenido en secreto nuestra muerte para hacer posible nuestra vida. Muchos de nosotros hacen arte por no saber cómo es la otra cosa. Hemos disfrazado con falso amor nuestra indiferencia, sabiendo que nuestra indiferencia es angustia disfrazada. Hemos disfrazado con el pequeño miedo el gran miedo mayor y por eso nunca hablamos de lo que realmente importa. Hablar de lo que realmente importa es considerado una indiscreción. No hemos adorado por tener la sensata mezquindad de acordarnos a tiempo de los falsos dioses. No hemos sido puros e ingenuos para no reírnos de nosotros mismos y para que al fin del día podamos decir «al menos no fui tonto» y así no quedarnos perplejos antes de apagar la luz. Hemos sonreído en público de lo que no sonreiríamos cuando nos quedásemos solos. Hemos llamado debilidad a nuestro candor. Nos hemos temido uno al otro, por encima de todo. Y todo eso lo consideramos victoria nuestra de cada día.”
“¿Sería así toda la Historia? ¿La que se aprendía en el colegio? ¿La escrita por los historiadores? Una fabricación más o menos idílica, racional y coherente de lo que en la realidad cruda y dura había sido una caótica y arbitraria mezcla de planes, azares, intrigas, hechos fortuitos, coincidencias, intereses múltiples, que habían ido provocando cambios, trastornos, avances y retrocesos, siempre inesperados y sorprendentes respecto a lo que fue anticipado o vivido por los protagonistas.”
“Mil cosas solicitan a la vez nuestra atención y ninguna de ellas logra retenernos; así la vida se nos vuelve arena entre los dedos y las horas humo en el cerebro.”