“Hay una acacia, ya sé que solo da espinas y sombras cortantes, pero está viva, tendrás algo vivo a tu lado. Te dará de beber su savia, te escaparás a través de sus raíces y florecerás desplegándote hacia el cielo.”
“… y es ahí, justo en ese momento, cuando te das cuenta de que las cosas sólo ocurren una vez, y por mucho que te esfuerces ya nunca volverás a sentir lo mismo, ya nunca tendrás la sensación de estar a tres metros sobre el cielo”.”
“A veces, cuando estamos muy tristes, nuestros sueños caen al suelo como pedacitos de estrellas que poco a poco se apagan, nuestro corazón llora en silencio para no hacer ruido. Los ojos del corazón ven mas allá de lo que la vista nos permite... Y cuando las lagrimas caen, hiela todo el cuerpo y el corazón de tanto amar se convierte en hielo para no sufrir mas, para ya no llorar... Pero que equivocado esta, al final habrá alguien para encender la llama de tu alma, que derrita el hielo que el dolor formo en tu interior. Y si volteas al cielo, te darás cuenta que quedan millones de estrellas y cada una es un sueño por cumplir. Aunque algunas se apaguen, habrán muchas que apenas empiezan a brillar. Y también te darás cuenta que hay estrellas que brillan, pero su luz no es mas que un eco, un espejismo de lo que algún día fue su verdadera luz, pero ahora ya no existen. Tu decides en que creer, solo no abandones tus sueños porque son la única puerta hacia la eternidad.”
“Imagínate cómo es esta vida cuando hace frío, cuando el suelo está cubierto de nieve y no encuentras nada que comer, y tienes que romper el hielo para que los caballos puedan beber. O cuando es pleno verano y la hierba está seca y no hay sombra para protegerse del sol.—Bueno, eso no suena muy bien —admití.—O cuando hay comida solo para la mitad de la tribu, y tienes que pelearte con tus propios primos para ver quién come ese día —continuó él con una mirada sombría—. Cuando se te ha quedado pequeño el abrigo y tienes que robar periódicos para ponerte las hojas dentro de la camisa y no pasar tanto frío. Cuando robas una cartera y tu madre te da una paliza por haber sido torpe.Su voz se había vuelto muy grave, y yo no dije nada mientras continuaba hablando, casi consigo mismo.—O cuando vienen los giorgios con sus perros y sus antorchas, vuelcan los vardos y tiran tu comida al fuego solo porque la ley se lo permite, y sus hijos te escupen y te insultan mientras sus madres sonríen. Eso es ser gitano”
“Pero te advierto que Watanabe es igual que yo. Amable y cariñoso, pero incapaz de amar a nadie con el corazón en la mano. Hay una parte de él que siempre está alerta, siente un ansia que lo devora. Lo sé de sobra.”
“Pero quisiste el cielo. No hay cielo eterno. Ahora tienes que soportar el desfalco de perderlo. Aunque la tierra también tiene sus encantos. Te voy a dar una probadita de alguno.”