“El desapego es la fuerza tranquila de quien está decidido a no dejarse arrastrar por los pensamientos ni acaparar por toda clase de actividades y de ambiciones triviales, que devoran su tiempo y en definitiva solo aportan satisfacciones menores y efímeras.”
“La verdad es un cuchillo afilado, la verdad es una llaga incurable, la verdad es un ácido corrosivo. Por esto durante los días de su juventud y de su fuerza, el hombre huye de la verdad hacia las casas de placer y se ciega con el trabajo y con una actividad febril, con viajes y diversiones, con el poder y las destrucciones. Pero viene un día en que la verdad lo atraviesa como un venablo y ya no siente más el júbilo de pensar o trabajar con sus manos, sino que se encuentra solo, en medio de sus semejantes, y los dioses no aportan ningún alivio a su soledad.”
“No es bueno dejarse arrastrar por los sueños y olvidarse de vivir, recuérdalo.”
“Los que no deben su prestigio ni a un apellido social ni a un círculo ni a un caudal y se han creado un apellido, un círculo y una renta; los que no han solicitado ni recibido mercedes y pueden, sin embargo, dispensarlas; los que no han inclinado la frente por un aplauso y lo han arrancado por la fuerza, solo éstos, espíritus hechos de Esperanza, de Fe, de Dolor, de Soledad y de Energía, tienen el derecho de ser libres, autónomos, orgullosos y rebeldes.”
“¿Menores?¿Menores? Seguro.Menores y a la vez mayores.Apenas si han visto nada de la vida y ya han visto demasiado.Una está ungida por la vida y la otra está ungida por la muerte...pero es por ellas por quien te preocupas?Preocúpate por ti, dhampir.Preocúpate por ti y preocúpate por mi nosotros somos los menores”
“Los científicos e individuos de finales del siglo veinte son altamente creyentes, tanto como los científicos de antaño, lo único que ha cambiado es el objeto de su fe, los tradicionales creían en principios universales que regían el cosmos visible e invisible, enseñanzas y técnicas trasmitidas de generación en generación por hombres que se dedicaban a la concentración, la meditación y el estudio, que vivían en el bosque o en monasterios y templos apartados del dinero y del ruido. Los científicos actuales creen con la misma intensidad que sus antepasados, pero no en esos principios metafísicos y universales que les parecen supercherías, sino en el poder de medicaciones químicas, aunque se retiren años después; en el poder de protección de vacunas y antibióticos... en el poder del dinero para crear la realidad más falsa de todas por definición... y en definitiva en el Sistema que es quien les ha creado, quien les mantiene y el que un día les fagocitará.”