“Parecemos con demasiada frecuencia un caminante exhausto que lleva un pesado saco al hombro llena de una mezcla de provisiones y piedras. ¿No sería más razonable dejarlo un momento en el suelo para separar una cosa de otra y aligerar la carga?.”
“[Los alumnos de Almafitano aprendieron...]Que la principal enseñanza de la literatura era la valentía, una valentía rara, como un pozo de piedra en medio de un paisaje lacustre, una valentía semejante a un torbellino y a un espejo. Que no era más cómodo leer que escribir. Que leyendo se aprendía a dudar y a recordar. Que la memoria era el amor.”
“Hay libros que tenemos a nuestro lado veinte años sin leerlos, libros de los que no nos alejamos, que llevamos de una ciudad a otra, de un país a otro, cuidadosamente empaquetados, aunque haya muy poco sitio, y que tal vez hojeamos en el momento de sacarlos de la maleta; sin embargo, nos guardamos muy bien de leer aunque sólo sea una frase completa. Luego, al cabo de veinte años, llega un momento en el que, de repente, como si estuviéramos bajo la presión de un imperativo superior, no podemos hacer otra cosa que coger un libro de estos y leerlo de un tirón, de cabo a rabo: este libro actúa como una revelación. En aquel momento sabemos por qué le hemos hecho tanto caso. Tenía que ocupar sitio; tenía que ser una carga, y ahora ha llegado a la meta de su viaje; ahora levanta su vuelo; ahora ilumina los veinte años transcurridos en los que ha vivido mudo a nuestro lado. No hubiera podido decir tantas cosas si no hubiera estado mudo durante este tiempo, y qué imbécil se atrevería a afirmar que en el libro hubo siempre lo mismo.”
“- El aburrimiento es una parte esencial del estudio. La función del estudio consiste en prepararnos para el aburrimiento. A medida que crecemos, la vida es más tediosa y más llena de momentos muertos. Un poco de aburrimiento nos prepara para enfrentarnos a la vida adulta: días y semanas, meses y años, en los que no nos ocurrirá nada interesante.”
“Dormir, según se sabe, es el mas secreto de nuestros actos. Le dedicamos una tercera parte de nuestra vida y no lo comprendemos. Para algunos no es otra cosa que el eclipse de nuestra vigilia; para otros, un estado más complejo, que abarca a un tiempo el ayer, el ahora y el mañana; para otros, una no interrumpida serie de sueños.”
“No hay nadie en el mundo que atienda mejor que la pobretería en España el arte de no hacer nada y de vivir de nada; el clima del país contribuye con la mitad , el temperamento de las gentes aporta la otra mitad. Dad, en efecto, a un español la sombra en verano, el sol en invierno, un trozo de pan, ajos, aceite, garbanzos, una vieja capa y una guitarra, aunque no sea propia, los sones de la guitarra, ¡y que ruede el mundo como quiera! Hablarle de estreches! Para él no hay desgracia; la soportan sus hombros sin encogerse, lo mismo que cuando cuelga de ellos la raída capa. El español es siempre un hidalgo, aun en hambre y en harapos.”