“—Espero que hayamos hecho un bebé esta tarde, Donna. Quiero tener hijoscontigo.Donna se quedó sin aliento y, maldición, volvió a sentir el escozor de laslágrimas. Jack la besó con suavidad y siguió hablando.—Quiero crear una familia contigo, Donna. La familia que siempre he queridopero nunca pensé que encontraría.Donna levantó la mano para acariciarle la mejilla. ¿Cómo podía habérselepasado por la cabeza abandonar a aquel hombre amable y fuerte?, se preguntó, y lesonrió con orgullo.—¿Quieres bebés? —le preguntó—. Pues hoy es tu día de suerte, marine. ¿Aque no sabes que sorpresa tengo reservada para ti?”
“Sometimes you have to get sad before you get happy 'cause otherwise how would you know the difference?”
“—Te quiero, Donna —al ver que ella no contestaba, controló el estremecimientode pánico y siguió hablando con su mejor voz de mando—. Y será mejor que tútambién me quieras. Es una orden.”
“Jack la miró largamente. ¿Cómo había imaginado que podría vivir sin ella?Durante todo el infernal trayecto por la autopista cubierta de agua en un Jeeprobado, mejor dicho, prestado, había ensayado lo que iba a decir, había pensadocómo iba a abordarla.Una vez allí, en la misión más arriesgada de toda su vida, solo podía hacer unacosa.”
“Cerró los puños al sentir cómo aquel vacío crecía hasta amenazar con devorarlopor entero. Contempló la negrura que era su vida y comprendió lo que llevabasemanas negando. La amaba. La amaba de verdad. Tanto, que sin ella, su vida seríauna sucesión interminable de días estériles y noches desoladoras.Pero Donna se había ido sin decir una palabra.Aun así, se preguntó, si él le hubiera confesado su amor, si se hubieraarriesgado a sufrir su rechazo y le hubiera confesado lo que sentía, ¿se habría ido?No lo sabía. Pero, maldición, ya estaba harto de retirarse. Iba a aferrarse a laoportunidad que se le ofrecía, la que tantas personas afortunadas daban por hechatodos los días: la oportunidad de amar, de pertenecer a una familia.Con paso rápido atravesó el despacho y salió por la puerta. Desfiló con pasoraudo hasta el despacho del coronel, que estaba al final del pasillo. Llamó con losnudillos y abrió la puerta lo justo para asomar la cabeza.—Solicito permiso para tomarme el día libre por asuntos personales, señor —lepidió.—Concedido —gritó el coronel hacia la puerta que ya se estaba cerrando.”
“We ate the lunch with painful politeness and avoided discussing its taste. I made sure not to apologize for it. This was a rule of mine. I don't believe in twisting yourself into knots of excuses and explanations over the food you make... Usually one's cooking is better than one thinks it is. And if the food is vile,...then the cook must simply grit her teeth and bear it with a smile- and learn from her mistakes.”