“—Las dagas —susurró él— y las vainas van siempre juntas. Y tu vaina soloconocerá mi daga.”
“Honor miró por la ventana... y vio la sobrecogedora imagen de un ángel con alas de color azul plateado aterrizando en la zona verde del césped.-Es... -Se quedó sin aliento.Había visto fotos, incluso imágenes de televisión, que mostraban a aquel ángel de alas azules, pero ninguna de ellas le hacía justicia. Nada podría hacérsela.Resultaba mucho más impactante de cerca. No le quitó la vista de encima mientras se reunían con él junto al coche. Tenía los ojos del color del oro veneciano, el cabello negro con matices azules, y un rostro de una belleza tan pura que resultaba casi demasiado hermoso. Casi.Era, sencillamente, la criatura más hermosa que había visto en su vida.-Soy Illium -dijo el ángel mirándola a los ojos.Honor estuvo a punto de esbozar una sonrisa al ver la curiosidad pintada en sus iris dorados.-Yo soy Honor.”
“Illium sonrió, desvengonzado.-¿Queréis intentarlo de nuevo? Me moveré más despacio (ambos sois mucho más viejos, después de todo) -Las últimas palabras fueron un susurro conspirador.Galen miró a Rafael.-¿Cómo ha sobrevivido todo este tiempo?-Nadie puede atraparlo.”
“Sascha era un arco iris dentro de él, una fontana resplandeciente de una belleza tal, que Lucas se sintió bendecido por tener la posibilidad de verla. Por un instante sus mentes fueron una sola y vio cuán desesperada, salvaje e irracionalmente le amaba Sascha... lo suficiente como para romper su promesa, para elegir morir a fin de que él pu¬diera vivir.Sascha vio hasta qué punto la pantera la adoraba, que su corazón latía solo por ella y que la vida daría paso a la muerte después de que ella se hubiera ido. La bestia estaba furiosa con ella por intentar arrebatarle a su compañera y el hombre lo estaba aún más, pero bajo toda esa ira había deseo, necesidad, amor. Un amor tan intenso y abrasador que no tenía principio ni fin.”
“Si estuvieses de rodillas y tuvieras los labios alrededor de mi miembro, a mí me importarían muchísimo.”
“Elena se preguntó cuántas mujeres habrían sido tan estúpidas como ella... lo bastante estúpidas para arrojarse a sus brazos a sabiendas de que, si era necesario, el arcángel pondría fin a sus vidas en un abrir y cerrar de ojos.”