“Pues qué raro que diga eso −Ligur observó las luces traseras, que se veían cada vez máspequeñas−. ¿Confías en él?No.Bien −dijo Ligur. Cómo estaría el mundo, pensó, si los demonios fueran por ahí confiando los unos en los otros.”
“el maestre amaba los libros tanto como Samwell Tarly. Comprendía cómo se podía sumergir uno en ellos, como si cada página fuera un agujero abierto que daba a otro mundo.”
“—Es que el otro día leí en El Tiempo que los colombianos no tenemos educación política. Por eso a mí me gusta sacar el tema de vez en cuando, a ver qué aprendo. —Pues no sé, el problema es que yo también soy colombiano.”
“... en el país de los infieles francos todos los perros tienen dueño. Al parecer los pasean por las calles arrastrándolos con cadenas al cuello como si fueran los más miserables esclavos. Dicen que además introducen a esos pobres perros a sus casas y que incluso los meten en sus camas. ... No son cosas que los francos puedan comprender el que los perros paseemos en manadas y gavillas por la calles de nuestro Estambul...”
“¿Qué demonios importa si uno es culto, está al día o ha leído todos los libros? Lo que importa es cómo se anda, cómo se ve, cómo se actúa, después de leer. Si la calle y las nubes y la existencia de los otros tienen algo que decirnos. Si leer nos hace, físicamente, más reales.”
“Una vez el Septon Supremo me dijo que el sufrimiento es el precio que pagamos por nuestros pecados. Si eso es cierto, decidme, Lord Eddard... ¿por qué son siempre los inocentes los que más sufren cuando vosotros, los grandes señores, jugáis al juego de tronos?”