“Todos los idiotas van por la vida pensando que son especiales, haciendo suyo ese engreimiento solipsista según el cual piensas que todo gira alrededor de ti, únicamente de ti. ¿Se nace con esta idea? Probablemente. Cuando descubres la empatía, se supone que abandonas lo anterior, pero tengo mis dudas de que sea posible hacerlo. Los monjes zen se pasan toda la vida intentándolo, pero es difícil. Siempre existe la posibilidad, por muy remota que pueda parecer, de que lo único verdaderamente importante es lo que está en tu mente, que tú eres la estrella de espectáculo, que todos los demás son simples personajes secundarios y que después de que tú mueras, todo dejará de existir.”

Nick Sagan

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“Lo que es preciso subrayar es el aspecto frívolo de la población y de la vida. Pero se pasan los días fácilmente en cuanto se adquieren hábitos, y puesto que nuestra ciudad favorece justamente los hábitos, puede decirse que todo va bien.”


“Es una mera ficción eso de que no existe un puente de unión entre una y otra gente, y que todos viven en la soledad y la incomprensión. Por lo contrario, lo que la gente tiene en común con los demás es algo más grande e importante de lo que cada ser humano tiene por naturaleza y lo que lo distingue de los demás.”


“Y eso es lo que lo hace tan perfecto: tus ojos. Tu alma esta ahí pero el resto de ti permanece indefinido esa es la belleza de la infancia. Los ojos muestran todo lo que has visto hasta el momento pero el resto de ti sigue abierto a diversas posibilidades todavia no se sabe en que te convertiras”


“No duden de que les oye. Es consciente de todo lo que está pasando. Les parecerá que son los médicos o las enfermeras o todos esos cacharros los que llevan la batuta. Pues no. Es ella quien lleva la batuta. Quizá sólo se está tomando su tiempo. Así que hablen con ella. Díganle que se tome todo el tiempo que necesite, pero que vuelva. Que la están esperando.”


“El mundo que tenemos que buscar es un mundo en el cual el espíritu creador esté vivo, en el cual la vida sea una aventura llena de alegría y de esperanza, basada más en el impulso de construir que en el deseo de guardar lo que poseemos y de apoderarnos de lo que poseen los demás. Tiene que ser un mundo en el cual el cariño pueda obrar literalmente, el amor esté purgado del instinto de la dominación, la crueldad y la envidia hayan sido disipadas por la alegría y el desarrollo ilimitado de todos los instintos constructivos de la vida y la llenen de delicias espirituales. Un mundo así es posible; espera solamente a que los hombres quieran crearlo.”


“Pero ellos los ignoran, menos por insensatez que por la concentración excesiva que les exige la marcha; y sobre todo porque, lo piensen con palabras o no, la calle recta que van dejando atrás, está hecha de ellos mismos, de sus vidas, es inconcebible sin ellos, sin sus vidas, y a medida que ellos se desplazan va formándose con ese desplazamiento, es el borde empírico del acaecer, ubicuo y móvil, que llevan consigo a donde quiera que vayan, la forma que asume el mundo cuando accede a la finitud, calle, mañana, color, materia y movimiento –todo esto, entendámonos bien para que quede claro, más o menos, y si se quiere, mientras sigue siendo la Misma, ¿no?, y en el Mismo, siempre, como decía, pero después de todo, y por encima de todo, ¡qué más da!”