“—Lo que estoy tratando de decirte, Lila—dijo él con su voz ronca en su garganta —, es que siempre he estado allí, cuidando de ti, incluso cuando tú no lo sabías, incluso cuando no podías verme.Mi estómago dio un vuelco. Alex se apoderó de mis manos y apretó.—Nada ha cambiado. Estaré ahí, lo prometo. Puede que no seas capaz de verme, pero yo estaré allí.”