“-El cambio existe -dije en medio de un bostezo-.Tenemos que aceptarlo.-No -replicó él-. No tenemos por qué. Yo nunca lo hice. Oree, yo soy la luz permanente que mantiene a raya la hirviente oscuridad. La roca inamovible que el río tiene que rodear. Puede que no te guste yo. Pero sin mi influencia, este reino sería la anarquía, el caos. Un infierno más allá de la imaginación de los mortales.”
“Las causas no podemos reconocerlas nunca, todo lo que percibimos son los efectos. Lo que identificamos como causa en realidad no es más que un… presagio. Si suelto este lápiz, se caerá al suelo. Que el hecho de soltarlo constituya la causa de la caída puede creerlo un estudiante, pero yo no. Soltarlo es sencillamente el presagio infalible de la caída.”
“—Pero, ¿Por qué no acepta que nunca ya volverá a enamorarse?Era cierto; yo no quiero aceptarlo porque me parece que perdería el entusiasmo por todo, que la esperanza vaga de enamorarme me da un poco de confianza en la vida. Ya no tengo otra cosa que esperar.”
“El mundo que tenemos que buscar es un mundo en el cual el espíritu creador esté vivo, en el cual la vida sea una aventura llena de alegría y de esperanza, basada más en el impulso de construir que en el deseo de guardar lo que poseemos y de apoderarnos de lo que poseen los demás. Tiene que ser un mundo en el cual el cariño pueda obrar literalmente, el amor esté purgado del instinto de la dominación, la crueldad y la envidia hayan sido disipadas por la alegría y el desarrollo ilimitado de todos los instintos constructivos de la vida y la llenen de delicias espirituales. Un mundo así es posible; espera solamente a que los hombres quieran crearlo.”
“La vida aparece a la luz de este razonamiento como una larga pesadilla, de la que, sin embargo, uno puede liberarse con la muerte, que sería, así una especie de despertar. ¿Pero despertar a qué? Esa irresolución de arrojarse a la nada absoluta y eterna me ha detenido en todos los proyectos de suicidio. A pesar de todo, el hombre tiene tanto apego a lo que existe, que prefiere finalmente soportar su imperfección y el dolor que causa su fealdad, antes que aniquilar la fantasmagoría de un acto de propia voluntad.”
“La noche se avecina, ahora empieza mi guardia. No terminará hasta el día de mi muerte. No tomaré esposa, no poseeré tierras, no engendraré hijos. No llevaré corona, no alcanzaré la gloria. Viviré y moriré en mi puesto. Soy la espada en la oscuridad. Soy el vigilante del Muro. Soy el fuego que arde contra el frío, la luz que trae el amanecer, el cuerno que despierta a los durmientes, el escudo que defiende los reinos de los hombres. Entrego mi vida y mi honor a la Guardia de la Noche, durante esta noche y todas las que estén por venir.”