“Cuando el jardín de la memoria comienza a secarse -le había dicho Celâl una de aquellas noches-, uno tiembla con amor por los últimos árboles y rosales que le quedan. Los riego y los acaricio de la mañana a la noche para que no se sequen: ¡recuerdo, recuerdo que no quiero olvidar! ”
“Solo después de casarse descubrió Galip que en la vida de aquella persona anónima a la que las estadísticas y los encasillamientos burocráticos llaman "ama de casa" (aquella mujer con detergente e hijos que Galip jamás había podido relacionar con Rüya) existía una región así de secreta, así de misteriosa y así de resbaladiza.”
“... el asesinato es algo que, con todos sus detalles y ritos, se aprende de otros, se aprende de las leyendas, de los cuentos, de las memorias, de los periódicos, en suma, de la literatura.”
“... recuerdo que lo que hace especial a una ciudad no son solo su topografía ni las apariencias concretas de edificios y personas, la mayor parte de las veces creadas a partir de casualidades, sino los recuerdos que ha ido reuniendo la gente que, como yo, ha vivido cincuenta años en las mismas calles, las letras, los colores, las imágenes y la consistencia de las casualidades ocultas o expresas, que es lo que mantiene todo unido.”
“Encontrarse solo con los rastros en lugar de con los recuerdos en sí se parece a mirar con lágrimas en los ojos la huella que ha dejado en un sillón vuestra amante después de abandonaros para no volver más. ”
“¡Qué feliz estoy de ser el rojo! Soy fogoso y fuerte; sé que llamo la atención y que no podeis resistiros a mí.No me oculto: para mí el refinamiento no se manifiesta a través de la decisión y la voluntad. Me expongo abiertamente. No temo a los demás colores, ni a las sombras, ni a la multitud, ni a la soledad. ¡Qué hermoso es llenar con mi fuego triunfante una superficie que me está esperando! Allí donde me extiendo, brillan los ojos, se refuerzan las pasiones, se elevan las cejas y se aceleran los corazones. Miradme: ¡qué hermoso es vivir! Contempladme: ¡qué bello es ver! Vivir es ver. Aparezco en cualquier parte. La vida comienza conmigo, todo regresa a mí, creedme.”
“... en el país de los infieles francos todos los perros tienen dueño. Al parecer los pasean por las calles arrastrándolos con cadenas al cuello como si fueran los más miserables esclavos. Dicen que además introducen a esos pobres perros a sus casas y que incluso los meten en sus camas. ... No son cosas que los francos puedan comprender el que los perros paseemos en manadas y gavillas por la calles de nuestro Estambul...”