“Sabía que si regresaba a Venecia no podría retomar una vida que había dejado a medias en el mismo punto en que se había interrumpido. Como mucho, podría iniciar una vida distinta.”
“La manera en que Tristan la hacía reír, la manera en que la había atraído a su vida, la manera en que la había deleitado con su música - ¿Como podría alguna vez dejar su ansia de él?”
“A su lado, la mujer que lo había devuelto a la vida lloraba de felicidad, porque sabía que la pesadilla había terminado y ella ya no tendría que vivir como una hija de la noche nunca más. Y sonreía, y soñaba con la nueva vida que los aguardaba al final de la travesía, en una bella finca en Italia, junto al mar, con mucho sol. Mucho sol.”
“Por otra parte, el diablo no aparecía siempre como una figura repulsiva, sino como un reflejo de la propia conciencia. La culpa nacía de lo que había dejado de hacerse –la vida no vivida– y no de lo que se había hecho. Así, más que por la imagen misma, la angustia era provocada por el vacío en que había caído la existencia como en un pozo interminable […] Dante decía que no hay mayor dolor que en los tiempos de infelicidad recordar los tiempos felices, Quizá no es menor el dolor de imaginar la dicha que nos negó nuestro temor a vivir.”
“Por última vez en la vida se preguntó si había malgastado su amor en una mujer que solo daba su amor hasta que llegaba el momento de retirarlo. Apartó el pensamiento de su cabeza. Había entregado su corazón esta única vez en la vida y se consideraba afortunado de haber tenido ocasión de hacerlo. La cuestión de si ella era digna de su amor carecía de sentido. Su corazón había contestado a esa pregunta hacía mucho tiempo”
“¿Acaso esto era de lo que se trataba el amor? ¿Pensar que una chica se veía hermosa en su pijama y sus gafas? ¿Que probablemente yo era el único que ella había dejado que la viera usándolas? ¿Era esa una cosa buena o una cosa mala?”