“Analiza la cuestión, ¿cómo pretendes que sea un ser agradable si soy un monstruo, o que sea generoso con los demás, si se muestran implacables conmigo? Si tú me arrojases a uno de esos barrancos helados, o me destrozaras con tus manos, ¿verdad que no lo considerarías un crimen? Y yo me pregunto, ¿por qué debo de respectar al que me desprecia? Haz que el hombre, en vez de odiarme, me acepte y me enseñe sus bondades, y serás testigo de todas las cosas buenas que soy capaz de hacer por vosotros.”