“Cuando estamos lejos de la patria nunca la recordamos en sus inviernos. La distancia borra las penas del invierno, las poblaciones desamparadas, los niños descalzos en el frío. El arte del recuerdo sólo nos trae campiñas verdes, flores amarillas y rojas, el cielo azulado del himno nacional.”
“Es la hora, amor mío, de apartar esta rosa sombría, cerrar las estrellas, enterrar la ceniza en la tierra: y en la insurrección de la luz, despertar con los que despertaron o seguir en el sueño alcanzando la otra orilla del mar que no tiene otra orilla.”
“Yo no me calloPerdone el ciudadano esperanzadomi recuerdo de acciones miserables,que levantan los hombres del pasado.Yo predico un amor inexorable.Y no me importa perro ni persona:sólo el pueblo es en mí considerable:sólo la Patria a mí me condiciona.Pueblo y Patria manejan mi cuidado:Patria y pueblo destinan mis deberesy si logran matar lo levantadopor el pueblo, es mi Patria la que muere.Es ése mi temor y mi agonía.Por eso en el combate nadie espereque se quede sin voz mi poesía.”
“La banderaLevántate conmigo.Nadie quisieracomo yo quedarsesobre la almohada en que tus párpadosquieren cerrar el mundo para mí.Allí también quisieradejar dormir mi sangrerodeando tu dulzura.Pero levántate,tú, levántate,pero conmigo levántatey salgamos reunidosa luchar cuerpo a cuerpocontra las telarañas del malvado,contra el sistema que reparte el hambre,contra la organización de la miseria.Vamos,y tú, mi estrella, junto a mí,recién nacida de mi propia arcilla,ya habrás hallado el manantial que ocultasy en medio del fuego estarásjunto a mí,con tus ojos bravíos,alzando mi bandera.”
“Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo, sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura, en regiones contrarias, en un mediodía quemante: eras sólo el aroma de los cereales que amo.Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa en Angol, a la luz de la luna de Junio, o eras tú la cintura de aquella guitarra que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria. En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato. Pero yo ya sabía cómo era. De prontomientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida: frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas. Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.”
“Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu peloy por las calles voy sin nutrirme, callado,no me sostiene el pan, el alba me desquicia,busco el sonido líquido de tus pies en el día.Estoy hambriento de tu risa resbalada,de tus manos color de furioso granero,tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas,quiero comer tu piel como una intacta almendra.Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura,la nariz soberana del arrogante rostro,quiero comer la sombra fugaz de tus pestañasy hambriento vengo y voy olfateando el crepúsculobuscándote, buscando tu corazón calientecomo un puma en la soledad de Quitratúe”
“Preguntaréis por qué su poesía no nos habla del sueño, de las hojas, de los grandes volcanes de su país natal? Venid a ver la sangre por las calles,venid a ver la sangre por las calles, venid a ver la sangre por las calles!”