“Un simple clic; no hace falta nada más para cambiar una vida.A veces para mejor.A veces para mucho peor.Pero nunca lo pensamos.Hacemos clic y ya está.”
“A veces no hace falta que uno quiera hacerle daño a alguien para dañarlo.”
“...cuando alguien muere, pensamos que ya se ha hecho tarde para cualquier cosa, para todo —más aún para esperarlo—, y nos limitamos a darlo de baja. También a nuestros allegados, aunque nos cueste mucho más y los lloremos, y su imagen nos acompañe en la mente cuando caminamos por las calles y en casa, y creamos durante mucho tiempo que no vamos a acostumbrarnos. Pero desde el principio sabemos —desde que se nos mueren— que ya no debemos contar con ellos, ni siquiera para lo más nimio, para una llamada trivial o una pregunta tonta ('¿Me he dejado ahí las llaves del coche?', ¿A qué hora salían hoy los niños?'), para nada. Nada es nada. En realidad es incomprensible, porque supone tener certidumbres y eso está reñido con nuestra naturaleza: la de que alguien no va a venir más, ni a decir más, ni a dar un paso ya nunca —para acercarse ni para apartarse—, ni a mirarnos, ni a desviar la vista. No sé cómo lo resistimos, ni cómo nos recuperamos. No sé cómo nos olvidamos a ratos, cuando el tiempo ya ha pasado y nos ha alejado de ellos, que se quedaron quietos.”
“Pero a veces se necesita más valor para vivir que para matarse.”
“Pues nada ha sido nunca para un hombre o una sociedad humana más insoportable que la libertad.”
“Algunas veces, para conseguir lo que más queremos tenemos que renunciar a todo lo que creemos.”