“-Dice la verdad.Simmon lo miró.-¿Por qué lo dices?-Suena más sincero que cuando miente.”
“-Eres muy bueno. Creo que prefiero que me llames Denna. Cuando tú lo dices suena diferente. Dulce.”
“Me fijé en que Fela giraba la cabeza y miraba a Simmon como si le sorprendiera verlo allí sentado.O mejor dicho: fue como si hasta ese momento Simmon únicamente hubiera ocupado espacio alrededor de Fela, como un mueble. Pero esa vez, cuando ella lo miró, lo captó por entero. El cabello rubio rojizo, la línea de su mandíbula, la amplitud de los hombros bajo la camisa. Esa vez, cuándo lo miró, lo vio de verdad.Dejadme decir una cosa. Todas las horas que pasamos buscando en el Archivo, todo el fastidio y el cansancio valieron la pena solo para presenciar aquel momento. Valió la pena sangre y temer a la muerte por verla enamorarse de Sim. Solo un poco. Solo el primer hálito débil del amor, tan leve que seguramente ni siquiera ella lo percibió. No fue espectacular, como un rayo seguido del estruendo de un trueno. Fue más bien como cuando golpeas pedernal contra acero y salta una chispa que se desvanece tan deprisa que casi no la ves. Pero sabes que está allí, donde no puedes verla, prendiendo.”
“—Eso no suena nada sospechoso —dijo—. ¡Y luego te preguntas por qué la gente habla de ti!—No me pregunto por qué hablan —dije—. Me pregunto qué dicen.”
“¿Por qué no lo haces y punto, en lugar de hacer todo lo posible por intentarlo?”
“Me refiero a que cuando te tengo a mi lado es fácil olvidar.-¿Olvidar qué?-Todo -respondió, y por un instante su voz dejó de sonar alegre-. Todo lo malo de mi vida. Quién soy.”
“Hagas lo que hagas en la vida, tu ingenio te defenderá más a menudo que una espada. ¡Cultívalo!.”