“Entonces me sonrió. Era una sonrisa dulce, cariñosa y tímida, como una flor que se abre. Era cordial, sincera y ligeramente turbada.”
“...escribir lo que no se había vivido, lo que sólo se había querido vivir, era también una manera —cobarde y tímida— de vivirlo...”
“Pero la angustia persistía y era el convencimiento de que una nueva necesidad se planteaba, de que una nueva urgencia tomaba cuerpo y era como si ya no bastara con andar juntos por ahí...”
“De la misma forma que una barra de hierro sometida a una llamapersistente se ablanda y dobla, sentía entonces que el metal de mi ánimo era gradualmenteablandado y doblado por las angustias que lo oprimían.”
“Entonces aquel rudo militar, que nunca había dicho una palabra suave a un subordinado suyo,le respondió con una voz dulce y cariñosa:-Yo no soy más que un simple capitán,tú, en cambio,eres un héroe.”
“Y allí estaba yo. Y ellas me vieron y yo las vi. ¿Y qué fue lo que vi? Ojeras. Labios partidos. Pómulos brillantes. Una paciencia que no me pareció resignación cristiana. Una paciencia como venida de otras latitudes. Una paciencia que no era chilena aunque aquellas mujeres fueran chilenas. Una paciencia que no se había gestado en nuestro país ni en América y que ni siquiera era una paciencia europea, ni asiática ni africana (aunque estas dos últimas culturas me son prácticamente desconocidas). Una paciencia como venida del espacio exterior. Y esa paciencia a punto estuvo de colmar mi paciencia.”