“No me importaba lo que creyera el resto de la gente. Yo sabía la verdad, y no soy de los que se rinden fácilmente.”
“Me llamo Kvothe, que se pronuncia «cuouz».Los nombres son importantes porque dicen mucho sobre la persona.He tenido más nombres de los que nadie merece.Los Adem me llaman Maedre. Que, según como se pronuncie,puede significar la Llama, el Trueno o el Árbol PartidoMi primer mentor me llamaba E’lir porque yo era listo y lo sabía.Mi primera amante me llamaba Dulator porque le gustaba cómo sonaba. Me han llamado Kvothe el Sin Sangre, Kvothe el Arcano y Kvothe el Asesino de Reyes. Todos esos nombres me los he ganado.Los he comprado y he pagado por ellos.Pero crecí siendo Kvothe. Una vez mi padre me dijo que significaba «saber».He robado princesas a reyes agónicos.Incendié la ciudad de Trebon.He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo.Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar.He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día.He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.Quizá hayas oído hablar de mí.”
“Sobre él verteré el hambre y el fuego hasta que la desolación lo aturda y todos los demonios de la oscuridad exterior miren asombrados y reconozcan que la especialidad del hombre es la venganza.”
“Pero tú, más que nadie, tendrías que darte cuenta de lo delgada que es la línea que separa la verdad de una mentira convincente. La línea que separa la historia de un relato entretenido. Sabes cuál de las dos cosas ganaría con el tiempo.”
“Luego toqué la canción que se esconde en el centro de mí. Esa música sin letra que recorre los rincones secretos de mi corazón. La toqué con cuidado, desgranando las notas lenta y suvamente en el oscuro silencio nocturno. Me gustaría poder decir que es una canción alegre, que es dulce y animada, pero no lo es.”
“Deoch, mi corazón es más duro que el cristal. Cuando ella lo golpee, comprobará que es fuerte como el latón al hierro, o como una mezcla de oro y adamante. No creas que no soy consciente, que soy como un ciervo asustado que se queda paralizado al oír las cornetas de los cazadores. Es ella quien debería andarse con cuidado, porque cuando lo golpee, mi corazón producirá un sonido tan hermoso y tan claro que la hará venir hacia mí volando.”
“Hacía avanzar la canción despacio, pero no pesadamente. La tocaba con la lentitud de un beso lujurioso. Y no es que en esa época de mi vida yo supiera mucho de besos. Pero viéndola allí de pie, con los brazos alrededor del arpa, concentrada, con los ojos entrecerrados y los labios ligeramente fruncidos, supe que quería que algún día me besaran con ese cuidado lento y deliberado.”