“Si estad leyendo esto, seguramente estoy muerto”
“Ya no estoy muerto, estoy enamorado.”
“Él dijo en un tono muy serio —¿Mamá, estoy muerto? Y yo dije—: No cariño, no estás muerto —negó con la cabeza, mirando a todos confundidos acerca de algo. Luego te señaló a tí bailando y dijo—: Si no estoy muerto, entonces ¿Por qué hay un ángel en nuestra casa?”
“Estoy muerto espiritualmente. Físicamente, estoy vivo. Moralmente, soy libre.”
“No espero nada. Esto no es horrible. Después de resolverlo, he ganado tranquilidad. Pero esa mujer me ha dado una esperanza. Debo temer las esperanzas. Tal vez toda esa higiene de no esperar sea un poco ridícula. No esperar de la vida, para no arriesgarla; darse por muerto, para no morir. Ya no estoy muerto: estoy enamorado.”
“Estoy sufriendo las penas del infierno sin ni siquiera haber muerto.”