“-Vaya a buscar lo que le he pedido -dije mirándolo a los ojos-. Y también un odre de agua. O quemaré esta posada con usted dentro y bailaré entre las cenizas y entre sus chamuscados y pegajosos huesos.”
“Estas eran las cosas que fijaban la altura de un rey: el hombre vino y posarse entre los simple y convirtio lo sucio en esplendor.”
“Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: 'No vayas a lastimarte', y también: 'Cuidado con los escalones'.”
“Cerró los ojos y en los labios sintió sus labios calientes, y en las mejillas sus lágrimas, que quizá no eran suyas, y en la cabeza sus manos ligeras, sujetándosela y conteniendo los pensamientos, confinándolos en el espacio que ya no existía entre ellos.”
“Y todavía los que no murieron bajo las chozas ni se rajaron los huesos bajo los árboles ni se desangraron bajo las cuevas, ciegos de miedo y de ira acabaron despedazándose entre sí. Los pocos que no sufrieron quebranto, como recuerdo de la simpleza de sus corazones, se transformaron en monos.”
“-!Bravo!-gritó jubiloso-.!Así me gusta oírlo hablar! Con eso usted me está demostrando que ha madurado y que puede aceptar a las personas tal como son y disculpar sus errores. Hay mucho amor dentro de usted, Panchito, y el amor es lo único que transforma a las almas en excelentes.”