“¿Es que no te acuerdas de lo que te dije en Berlín, cuando estábamos perdidos en el bosque, luchando para rebelarnos contra nuestro destino?—Sí —le contestó Tatiana, rodeándole el cuello con las manos, cerrando los ojos—. Dijiste que ya me habías dejado marchar una vez, que viviríamos juntos o moriríamos juntos.—Eso es —dijo Alexander—. Y esta vez, viviremos juntos.”
“Alguien dijo que una vez que en el momento en que te paras a pensar si quieres a alguien, ya has dejado de quererle para siempre.”
“—No tienes derecho a decirme eso, Daniel. Tú no me conoces.—Dime que estoy equivocado y me iré. ¿Le quieres?Nos miramos un largo rato en silencio.—No lo sé —murmuró por fin—. No lo sé.—Alguien dijo una vez que en el momento en que te paras a pensar si quieres a alguien, ya has dejado de quererle para siempre —dije.”
“Odio esta clase de comida -dije, notando cómo la grasa empapaba el papel encerado que envolvía el perrito que tenía en la mano-. No es sana.Tampoco lo es una relación con Patch y eso no te detuvo.”
“Nuestro padre le había enseñado a analizar las cosas que temía.Así que ir de trato o truco con él, cuando era pequeño, era como escuchar una reunión de información técnica: —Eso no es una bruja de verdad, es una figura de plástico con luces LED para los ojos y una pista pregrabada de chirridos.Esas no son tumbas reales, sino que son de PVC moldeadas en forma de lápidas, con frases espeluznantes escritas por un escritor de bromas. Esos no son verdaderos demonios que vienen por la calle, esos son los chicos de laescuela secundaria vestidos con trajes que consiguieron en Walgreens o tal vez por medio de un pedido en línea...Y todo el tiempo Alex había apretado mi mano, como si le ofreciera el último vínculo con la cordura. Me había gustado ser su protector, el que le hiciera sentirse seguro.Razón por la cual me sentía aún peor por haberlo atacado.”
“No se les pasa por la cabeza que el Poder sólo habla con el Poder. Que tienen que verse de vez en cuando, beber y comer juntos, asistir a grandes fiestas, alimentar la fantasía de que el mundo del lujo y el glamour es accesible a todos los que tienen el suficiente coraje para perseverar en una idea. Evitar guerras cuando no son rentables y estimular la agresividad entre países o compañías, cuando presienten que pueden reportarles más poder y más dinero. Fingir que son felices, aunque sean prisioneros de su propio éxito. Seguir luchando para aumentar su riqueza y su influencia, aunque ya sean enormes, porque la vanidad de la Superclase es competir consigo misma y ver quién está en lo más alto.”