“Nuestra Señora, devuélvemela fe. Que yo pueda ser también un instrumento de Tu trabajo. Dame la oportunidad de aprender a través de mi amor. Porque el amor nunca apartó a nadie de sus sueños. »Que yo sea compañera y aliada del hombre que amo. Que él haga todo lo que tenga que hacer… a mi lado.”
“Aquí estabas tú, dejándome, apareciendo para luego desaparecer. Te pusiste más bonita que de costumbre, como para hacerme notar que perdía lo más valioso de mi vida.Lo que yo nunca te expliqué, fue que tú hacías de lo más valioso de mi vida, porque me dabas amor, me dabas cariño, me compartías la vida, me dabas tiempo y me hacías ser más yo que nadie. Y supongo que por eso no supliqué mucho cuando te fuiste, ni me volví un desesperado, ¿y sabes por qué más?Porque antes de que te fueras, ya se había marchado el tiempo, el amor, el cariño, mi vida, yo. Todo se fue, que luego siguieras tú ya no importaba.”
“Ahora me doy cuenta, que no es perfecto. Él tenía razón en eso todo el tiempo y no es justo que yo siempre trate de hacer que se sienta de esa manera. Nadie es perfecto. Él tiene problemas como yo. Apesta llegar a esta conclusión ahora.Mostrando sus imperfecciones en el parque ese día casi me mata, pero ahora empuja más vida en mí. Tegan no es perfecto. No es más que un hombre. Un hermoso, dulce, tipo maravilloso, pero sólo un hombre de todos modos.Tiene miedos, inseguridades y remordimientos. Me lastimo más que nadie, pero él me amaba más de lo que nadie lo hizo, también.”
“Entre lo poco que sé de la vida, también te diré que nada de todo esto vale la pena sin alguien que te haga ser incoherente.Ni flores, ni velas, ni luz de luna. Ése es el verdadero romanticismo. Alguien que llegue, te empuje a hacer cosas de las que jamás te creíste capaz y que arrase de un plumazo con tus principios, tus valores, tus yo nunca, tus yo qué va.”
“Hiciste un pequeño sonido en tu sueño como si estuvieras angustiada y entre en pánico y corrí a tu lado. Me agarraste del brazo durante tu sueño y la pusiste contra tu cara y volviste a dormir. No quería moverme nunca.— Se puso de pie y se acercó a mi.—Supe entonces que nunca había comprendido lo que los humanos llamaban amor. Pero que si se trataba de algo parecido al poder que tu tuviste en mi, entonces no era de extrañar que lo buscaran tan apasionadamente.”
“Y por primera vez en mi vida, la salida fue la de la fe . Esta fe llegaba del saber profundo de que yo disponía de la suficiente fuerza y del coraje como para poder sufrir sola esta agonía y la certeza de que nunca se nos da más de lo que podemos aguantar. De pronto comprendí que sólo tenía que cesar en mi lucha, transformar mi resistencia en sumisión y decir sencillamente "si".”