“Tenía una imponente cabellera, una laberíntica y ondeante guirnalda de espirales y bucles, ensortijados y lo bastante grandes para servir como adornos navideños. El desasosiego de su infancia parecía haber pasado a las enroscaduras de su sinuosa y espesa cabellera. Su cabellera irreversible. Podías fregar cazos con aquel cabello sin que se alterase más que si lo hubieran cosechado en las oscuras profundidades marinas, como si fuese un organismo que creciera en los arrecifes, un denso ónice vivo, híbrido de coral y arbusto, tal vez poseedor de propiedades medicinales.”
“Ella sólo quería una fotografía de su vida, como las que tenía de su padre y de su madre en su mesa de noche. Agradable, iluminada de un modo que suavice los ángulos más duros, distinguida.”
“Como si el mundo se encogiera en torno a un núcleo de entidades desglosables. Las cosas cayendo en el olvido y con ellas sus nombres. Los colores. Los nombres de los pájaros. Alimentos. Por último los nombres de las cosas que uno creía verdaderas. Más frágiles de lo que él habría pensado. Cuánto de ese mundo había desaparecido ya? El sagrado idioma desprovisto de sus refrentes y por tanto de su realidad. Rebajado como algo que intenta preservar su calor. A tiempo para desaparecer para siempre en un abrir y cerrar de ojos.”
“Cuando lo vi volver, alto y oscilante, las manos hundidas en los bolsillos de su gran abrigo abierto y con las solapas levantadas, entendí que había en él esa intensa sugestión de carácter que tienen siempre los portadores de una historia, como los portadores de un revólver. Pero no estoy haciendo una vana comparación literaria: él tenía una historia y guardaba un revólver.”
“La verdad es un cuchillo afilado, la verdad es una llaga incurable, la verdad es un ácido corrosivo. Por esto durante los días de su juventud y de su fuerza, el hombre huye de la verdad hacia las casas de placer y se ciega con el trabajo y con una actividad febril, con viajes y diversiones, con el poder y las destrucciones. Pero viene un día en que la verdad lo atraviesa como un venablo y ya no siente más el júbilo de pensar o trabajar con sus manos, sino que se encuentra solo, en medio de sus semejantes, y los dioses no aportan ningún alivio a su soledad.”
“— Esto es enamorarse. — Con su dedo, zaca un poco de Nutella del interior de su crêpe y pone una cucharada en la parte interior de mi muñeca. Está caliente y limoso y comienza a derretirse contra mi piel pegajosa, pero antes de que tenga la oportunidad de deslizarse lejos, Willem lame su pulgar y limpia la mancha de Nutella y lo lleva a su boca. Todo sucede rápido, como un lagarto liquidando una mosca.— Esto es amar. — Y aquí me quita la otra muñeca, la que tiene el reloj en ella, y se mueve alrededor de la correa hasta que ve lo que está buscando. Una vez más, se lame el dedo. Sólo que esta vez, él lo frota contra mi marca de nacimiento, con fuerza, como si estuviera tratando de fregar.— ¿Amar es una marca de nacimiento? — Bromeo mientras retracto mi brazo. Pero mi voz tiene un temblor en ella, y el lugar donde su huella húmeda se seca sobre mi piel arde de alguna manera.— Es algo que nunca sale, no importa cuánto pueda ser que desees que lo haga.”