“Ambos acordaban que el regreso de la sensibilidad pura era paralelo a la herejía por la obsesión estética. Las cosas verdaderamente tristes habían llegado a un punto de exacerbación tal que la historia del patito feo era la versión minimalista(el mito fundacional) que organizaba la tragedia de los muchos millones que tenían ojos, y se encontraban por tanto "observados y revelados como feos acusadoramente por si mismos y el resto". Los cancioneros modernos elevaban delicados himnos a la certidumbre de la pateticidad intrínseca, a la autoconciencia recobrada so forma de espejos:dime, ¿me dejarías llorar sobre tu hombro?he oído decir que probarias lo que fuera al menos dos vecescierra los ojos, y piensa en alquien que te atraiga físicamentey déjame besarte, oh déjame besartey entonces abre tus ojos, y veras a alguien al quedesprecias físicamentepero mi corazón está abiertomi corazon está entregado a ti[bis]”

Pola Oloixarac

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“Quería salvarme de la droga que contamina el cuerpo y las venas y no de la otra, la que entra por debajo y por los ojos, la que se enquista en el corazón y lo corroe, la maldita droga que los más ingenuos llaman amor, pero que es tan nociva y mortal como la que se consigue en las calles envuelta en paqueticos.”

Jorge Franco
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“Al salir, el vuelo de las campanas y la lluvia de pétalos que los recibió en el atrio, pusieron el punto final al lienzo que Brunilda y Julián habían ido bordando a lo largo de esos meses en que la duda, la desconfianza, el miedo, la pasión y por fin la entrega, los condujeron al hallazgo del tesoro más valioso: un amor forjado en la realidad y no en mera ilusión, un sentimiento que sabía tanto de penurias como de valentía.Un amor verdadero.”

Gloria V. Casañas
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“En las noches de invierno, mientras hervía la sopa en la chimenea, añoraba el calor de su trastienda, el zumbido del sol en los almendros polvorientos, el pito del tren en el sopor de la siesta, lo mismo que añoraba en Macondo la sopa del invierno de la chimenea, los pregones del vendedor de café y las alondras fugaces de la primavera. Aturdido por dos nostalgias enfrentadas como dos espejos, perdió su maravilloso sentido de la irrealidad, hasta que terminó por recomendarles a todos que se fueran de Macondo, que olvidaron cuanto él les había enseñado del mundo y del corazón humano, que se cagaran de Horacio y que en cualquier lugar en que estuvieran recordaran siempre que el pasado era mentira, que la memoria no tenía caminos de regreso, que toda primavera antigua era irrecuperable, y que el amor más desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera.”

Gabriel Garcia Marquez
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“Ambos siguieron atentos a los rumores crecientes sobre la gravedad de la peste, y aun contra sus deseos tuvieron que conversar otra vez sobre asuntos que les eran comunes, como en los tiempos en que se odiaban menos. Para él era claro. Siempre creyó que amaba a la hija, pero el miedo al mal de rabia lo obligaba a confesarse que se engañaba a sí mismo por comodidad. Bernarda, en cambio, no se lo preguntó siquiera, pues tenía plena conciencia de no amarla ni de ser amada por ella, y ambas cosas le parecían justas. Mucho del odio que ambos sentían por la niña era por lo que ella tenía del uno y del otro. Sin embargo, Bernarda estaba dispuesta a hacer la farsa de las lágrimas y a guardar un luto de madre.”

Gabriel Garcia Marquez
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“Me considero a mí mismo un férreo enemigo de los derechos de propiedad intelectual por dos razones: la primera, por la diferencia que se acentúa cada día -mejor dicho: cada momento- y que nos divide en el mundo desarrollado y el subdesarrollado, el nuestro; la segunda, por mi creencia en la necesidad de que se abran todas las vías para que este pueblo al que pertenzeco adquiera la cultura y los medicamentos necesarios para combatir el binomio formado por la ignorancia y las enfermedades que han lacerado mi sociedad durante siglos.”

خالد الخميسي
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