“Cerró los ojos y dejó que Eleanor siguiera. Aunque viviera mil años, no se cansaría nunca de que le tocara el pelo.”
“Los hombres se desconocen el el bien y se aman en el mal. El bien es la hipocresia. El mal es el amor. La inocencia es el amor del pecado.”
“Conozco un planeta en el que hay un señor coloradote. Nunca ha olido una flor. Nunca ha mirado una estrella. Nunca ha querido a nadie. Nunca ha hecho más que sumas. Y todo el día anda repitiendo como tú: “¡Soy un hombre serio! ¡Soy un hombre serio!”. Y con eso se hincha de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!…”
“Porque los hombres podían cerrar los ojos ante la grandeza, ante el horror, ante la belleza, y cerrar los oídos a las melodías o las palabras seductoras, pero no podían sustraerse al perfume. Porque el perfume era hermano del aliento. Con él se introducía en los hombres y si éstos querían vivir, tenían que respirarlo. Y una vez en su interior, el perfume iba directo al corazón y allí decidía de modo categórico entre inclinación y desprecio, aversión y atracción, amor y odio. Quien dominaba los olores, dominaba el corazón de los hombres.”
“Pero los hombres se destruyen con el hierro y se compran con el oro.”
“Los destinos están obsesionados con los ciclos; repiten el mismo patrón una y otra vez en todos los lugares del mundo, en especial cuando se refiere a los tres pilares: la Guerra, el Amor y la Familia.”