“Algunos piensan que hay que sentirse a disgusto, que en la vida debe haber "días nulos" para apreciar mejor la riqueza de instantes de dicha y "beneficiarse de lo agradable del contraste". Pero ¿son sinceros los que afirman cansarse de una felicidad duradera? ¿De qué clase de felicidad hablan? ¿De la euforia que degenera en aburrimiento, de los placeres que decaen, de los goces que languidecen?.”