“Los seres humanos éramos como pequeños puzles. Los había de mayor o menor dificultad como había vidas felices e infelices. Los afortunados eran aquellos a los que la vida les brindaba la posibilidad de que toas las piezas encajaran a la perfección desde el principio y con un solo movimiento. Los desafortunados tropezaban una y otra vez hasta encontrar el hueco perfecto para encajar la pieza. Otros sencillamente, jamás logran terminar el puzle”
“Le había enseñado que la vida de los otros, el dolor de los otros, el alivio de los otros debía regir el aliento, las madrugadas, la valentía y la paz de todo médico.”
“Cada región alimenta un pueblo que se le parece. Tantos siglos a la orilla del río volvieron a los hombres diestros para nadar como peces y frenéticos para atacar como caimanes; la familiaridad de los montes los volvió silenciosos como niebla y a la vez solos y muchos como las estrellas del cielo; la vida en el desierto los hizo duros y pacientes como cardos; la vida en la selva les dio el sigilo de las serpientes, la agilidad de los monos en los ramajes; los hizo capaces de ver un mundo de hormiguea de color y sonidos allí donde otros sólo ven monotonía y silencio.”
“Por otra parte, el diablo no aparecía siempre como una figura repulsiva, sino como un reflejo de la propia conciencia. La culpa nacía de lo que había dejado de hacerse –la vida no vivida– y no de lo que se había hecho. Así, más que por la imagen misma, la angustia era provocada por el vacío en que había caído la existencia como en un pozo interminable […] Dante decía que no hay mayor dolor que en los tiempos de infelicidad recordar los tiempos felices, Quizá no es menor el dolor de imaginar la dicha que nos negó nuestro temor a vivir.”
“Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez.”
“La palabra chingar, con todas estas múltiples significaciones, define gran parte de nuestra vida y califica nuestras relaciones con el resto de nuestros amigos y compatriotas. Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o ser chingado. Es decir, de humillar, castigar y ofender. O a la inversa. Esta concepción de la vida social como combate engendra fatalmente la división de la sociedad en fuertes y débiles. Los fuertes – los chingones sin escrúpulos, duros e inexorables– se rodean de fidelidades ardientes e interesadas. EL servilismo ante los poderosos – especialmente entre la casta de los "políticos" esto es, de los profesionales de los negocios públicos– es una de las deplorables consecuencias de esta situación . Otra, no menos degradante es la adhesión a las personas y no a los principios. Con frecuencia nuestros políticos confunden los negocios públicos con los privados. No importa. Su riqueza o su influencia en la administración les permite sostener una mesnada que el pueblo llama, muy atinadamente, de "lambiscones" (de lamer).”