“No quería saber cómo se hacen las cosas sino por qué. Esto puede resultar embarazoso. Uno empieza con los porqués y termina siendo realmente desgraciado. La pobre chica está mejor muerta. ”
“—¡Has dicho que sabes cómo termina! —los ojos le brillaban—. Cuéntamelo, por favor ¿Cómo acaba? ¡Necesito saber si ha merecido la pena!—No termina —Sedalar sonrió, la mirada alzada al inmaculado cielo, a la claridad que se los llevaba—. Es ahora cuando empieza.”
“Las mujeres", explicó con paciencia, "se dedican desde los dieciocho a los veintiún años a afinar sus habilidades sociales. Y cuando piensan que están listas, salen al mundo, asisten a unos bailes, pestañean con coquetería y sonríen seductoramente, y atrapan a un marido. Cuanto más encumbrado sea el título y más dinero tenga, mejor. Y la mitad del tiempo, el pobre desgraciado, ni siquiera sabe cómo ha sucedido.”
“¿Cómo puede el cuerdo saber lo que realmente se siente cuando se está loco?”
“Es mucho más fácil no saber las cosas algunas veces. Las cosas cambian. Los amigos se van. Y la vida no se detiene por nadie. Quería reírme. O quizás enojarme. O quizás sentir indiferencia por lo extraño que todos eran, especialmente yo. Creo que la idea es que cada persona tiene que vivir su propia vida y después decidir compartirla con otras personas. No puedes sentarte ahí y poner la vida de todos por encima de la tuya y creer que eso cuenta como amor. No puedes. Tienes que hacer cosas. Voy a hacer lo que quiera hacer. Voy a ser quien realmente soy. Y voy a saber quién es ese. Y todos podríamos sentarnos y preguntarnos y sentirnos mal unos por otros y culpar a muchas personas por lo que hicieron o por lo que no hicieron o por lo que no sabían. No lo sé. Supongo que siempre hay alguien a quien culpar. Es diferente. Quizás es bueno poner las cosas en perspectiva, pero algunas veces, creo que la única perspectiva es realmente estar ahí. Porque está bien sentir. Yo estaba realmente allí. Y eso era suficiente para hacerme sentir infinito. Me siento infinito.”
“Está mejor - respondió con remilgo - Afortunadamente, me lo rompió una perra psicótica, y no alguien de la familia.Le di mi mejor sonrisa psicótica. Qué mal. La familia te puede golpear por accidente. Las perras psicóticas tienden a volver por más”