“Se llamaba Mónica y era morena. Y tenía su vida, su novio, todas esas cosas que tiene la gente. Y no era, y esto Sebastián querría dejarlo muy claro, una musa ni una maga, ni una bruja ni un recuerdo, ni nada de esas cosas con las que la literatura suprime a menudo a las mujeres.”

Ray Loriga

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“Para alguien que no se haya fijado nunca en que existen botas con la punta redonda y otras realmente puntiagudas, y que además hay botas de cuero bueno y otras que parecen de plástico, y que sobre todo existen botas de serpiente pitón que son la cosa más bonita del mundo y que nada más verlas se le van a uno los ojos, sin remedio, y se marea y se siente que no se puede ser feliz ni nada parecido, ni siquiera estar contento, si no va uno por el mundo dentro de esas botas, para el que no sepa nada de esto, lo que sigue y lo de antes y toda esta maldita historia le parecerá una cosa de locos.”


“Y para eso había escogido a Mónica entre todas las mujeres, para morir amando, y por eso era incapaz de verla, de entrar en su portal, de besarla, de acostarse con ella, de llevarla a una fiesta cogida de la mano, porque lo contrario no es morir amando, lo contrario es amar como ama todo el mundo, entrar, besar, follar, mentir. ¡Ni siquiera lo llaman amor!, pensó en voz alta. ¡Lo llaman relaciones! ¡Pues bien, que se relacionen entre ellos y me dejen a mí en paz!”


“Todas las chicas tienen el corazón roto. Las carreteras están atascadas durante el fin de semana. Todo el mundo quiere estar lejos de donde ha nacido. Al menos el viernes por la noche. Los bares ya no dan dos por una y en esta ciudad tienes que ganar mucho para poder beber en el centro. Los camareros han enterrado sus sonrisas porque es viernes por la noche y la gente coge todo lo que brilla. Con o sin permiso. Las niñas bonitas siempre son las que están más tristes porque saben que hay más tipos dispuestos a hacerles daño. Las niñas feas se dejan ir y bailan toda la noche solas, o unas con otras y no tienen suerte ni atrayendo las desgracias. Los tíos con coche juegan con los dados trucados y los que tienen dinero nos están viendo a todos las cartas. Las madres no duermen en toda la noche porque saben que duele pero también saben que no hay nada mejor y no acaban de decidir qué es lo más peligroso. No hay nadie que no dispare el viernes por la noche, ni hay quien esquive los disparos. Sé que no puedo esperar que estés siempre sola, lo único que te pido es que no te lo creas todo. No te fíes de los anillos de oro, ni de las carrozas de plata. Todos mentimos bien los viernes por la noche.”


“Ay la ficción que daño hace, y Sebastián debería haberlo sabido, viniendo de un país cuyo héroe más grande lleva un orinal en la cabeza. No leas tanto, le decían de niño, y no hizo caso, y así le ha ido. La ficción puede muy bien instalarse en el alma de un hombre hasta destruirla. Sebastián había visto y admirado a lo largo de su vida, hombres capaces de hacer cosas en el mundo real e incapacitados para la ficción.”


“Y diré las palabras que se dicen, y comeré las cosas que se comen, y soñaré las cosas que se sueñan, y sé muy bien que no estarás. No estarás para nada, no serás ni recuerdo, y cuando piense en ti pensaré un pensamiento que oscuramente trata de acordarse de ti...”


“La química del cerebro es como una receta de la Sra. Bobot, nunca sabes como va a terminar. Añades un poco de esto y tienes una persona que puede ver auras. Quita un poco de eso y tienes una persona que está tan deprimida, que no puede hablar ni moverse. Espolvoreas con otra cosa y tienes una persona que está enamorada de por vida.”