“No puedo creer que no quieras nada. Va a ser un cumpleaños aburrido."Libertad", pensé yo. Ése era el único regalo que anhelaba: libertad para tomar mis propias decisiones, libertad para amar a quien yo quisiese.No importa -dije en cambio.¿Qué es lo que...? -se detuvo. Lo comprendió. Siempre lo hacía.”
“¿Nosotros? — le pregunté. Por supuesto. Yo no te dejare sola en esto, no importa lo que pase, tienes que saber que nunca te abandonaré.”
“Esto es lo que me pasó a mí. Pensé que tenía normas. Yo creía en mis absolutos. Lo hice para la mayoría de las situaciones. Entonces no lo hice. Conforme pasó el tiempo, mi mundo se volvió gris y mis absolutos se oscurecieron. El bien y el mal sedisolvieron en lo que sabía que tenía que hacer.”
“Y dormir para qué, pensaría yo en el camino, si igual no es mucho con lo que puedo ya soñar”
“Tú no tienes que hacer esto sola. — Dijo finalmente. El sonaba casi ansioso, no tenía sentido. Era él quien me había dicho durante mucho tiempo que tenía que ser fuerte. Yo quería lanzarme en sus brazos en ese mismo momento pero sabía que no podía hacerlo.”
“Lo que él quería descubrir era por qué alguien se dedica a escribir ¿Por placer? Sospechaba que, lejos de procurar satisfacción, debía de ser un ejercicio doloroso, puesto que lo que se moldea en palabras se pierde para siempre y lo único que queda es un poso de mala conciencia, como cuando se comete un delito por el cual tarde o temprano habrá que responder ante la justicia”
“Nunca he pensado en nada, solamente de golpe me doy cuenta de lo que he pensado, pero eso no tiene gracia, ¿verdad? ¿Qué gracia va a tener darse cuenta de que uno ha pensado algo? Para el caso es lo mismo que si pensaras tú o cualquier otro. No soy yo, yo. Simplemente saco provecho de lo que pienso, pero siempre después, y eso es lo que no aguanto. Ah, es difícil, es tan difícil...”