“—El amor es como una borrachera. Cuando uno tiene la botella al lado se siente feliz. Pero luego se acaba, uno se duerme y al otro día se despierta con dolor. Después uno promete no volver a tomar... ¿Todavía la quiere?”
“Era ese llanto que sobreviene cuando uno se siente opacamente desgraciado. Cuando alguien se siente brillantemente desgraciado, entonces sí vale la pena llorar con acompañamiento de temblores, convulsiones, y, sobre todo, con público. Pero cuando, además de desgraciado, uno se siente opaco, cuando no queda sitio para la rebeldía, el sacrificio o la heroicidad, entonces hay que llorar sin ruido, porque nadie puede ayudar y porque uno tiene conciencia de que eso pasa y al final se retoma el equilibrio, la normalidad.”
“El amor y la fe van de la mano. No se puede tener uno sin la otra. Y como todos sabemos, no siempre es seguro dar ese paso. A veces se juzga equivocadamente, y se acaba mordiendo el polvo. Pero a menos que demos ese paso, nunca sabremos qué hay del otro lado. Hay que buscar agallas para hacerlo.”
“Pero por amor se hacen las cosas que de otro modo nunca se harían.(...)Cuando se quiere a alguien, de repente el otro es más importante que uno mismo.”
“La inocencia y el secretismo son estados mutuamente excluyentes, y la única vez que aparecen juntos es cuando se utiliza uno para destruir al otro.”
“El amor es algo sobre lo que no se puede influir, es algo que le llega a uno… sin motivo, sin comentarios y sin que uno se pueda resistir. Tal vez pase con el amor lo mismo que con la música: no se puede explicar, le llega a uno al corazón sin necesidad de palabras.”