“Lo juro, mi madre debería haberme llamado Fido.”
“—Nombres —hablé por encima de mi hombro —. Acabemos de una vez con esto. ¿Cómo piensas que debería llamarme? Me aterra — bromeé—. Llámame Edward, o Peeta o Príncipe Encantador, y lo juro; me largo.”
“Debería haberme tomado en serio sus sentimientos, abrazarla con fuerza. Eso era lo que ella buscaba. Ser aceptada y abrazada sin condiciones. Debería haberle hecho sentirse segura aunque sólo fuera una vez.”
“_ ¿Y si me caso con vos, mi señor? ¿Me dejareis seguir mi camino? ¿No vendréis a mi lado siyo no lo deseo? ¿ No os enfadaréis conmigo ni seréis mi tiran o?Te lo juro _ dijo él.Ella se le acercó con la mirada llena de ternura maliciosa_ ¡Oh, mi amor, te conozco mejor de lo que te conoces a ti mismo!”
“Me acordé de lo que me había dicho mi madre: "Allá me oirás mejor. Estaré más cerca de ti. Encontrarás más cercana la voz de mis recuerdos que la de mi muerte, si es que alguna vez la muerte ha tenido alguna voz." Mi madre... La viva.”
“Hago lo que quiero - afirmó Garp -. No le pongas otro nombre. Sólo hago lo que me da la gana... y eso es precisamente lo que hizo mi madre toda su vida, o sea lo que quería hacer.”