“Ya había sentido eso antes, como esta noche, que su ser se disolvía en provecho de seres inaccesibles, pero nunca había visto con una lucidez tan perfecta su propio aniquilamiento.”
“Fermina Daza había rechazado a Florentino Ariza en un destello de madurez que pagó de inmediato con una crisis de lástima, pero nunca dudó de que su decisión había sido certera.”
“Por última vez en la vida se preguntó si había malgastado su amor en una mujer que solo daba su amor hasta que llegaba el momento de retirarlo. Apartó el pensamiento de su cabeza. Había entregado su corazón esta única vez en la vida y se consideraba afortunado de haber tenido ocasión de hacerlo. La cuestión de si ella era digna de su amor carecía de sentido. Su corazón había contestado a esa pregunta hacía mucho tiempo”
“A su lado, la mujer que lo había devuelto a la vida lloraba de felicidad, porque sabía que la pesadilla había terminado y ella ya no tendría que vivir como una hija de la noche nunca más. Y sonreía, y soñaba con la nueva vida que los aguardaba al final de la travesía, en una bella finca en Italia, junto al mar, con mucho sol. Mucho sol.”
“Lo tocó como nunca antes se había atrevido a hacerlo, acariciando su cuerpo con la punta de los dedos muy, muy suavemente, recorriendo la piel levantada como una mujer ciega leyendo braille.”
“Nunca la conoceré del todo”, pensó, como en una repentina y dolorosa revelación. Estaba ahí, al alcance de su mano y de su boca. En cierto modo estaba sin defensa ¡pero qué lejana, qué inaccesible que estaba! Intuía que grandes abismos la separaban (no solamente el abismo del sueño sino otros) y que para llegar hasta el centro de ella habría que marchar durante jornadas temibles, al borde de volcanes en erupción, entre llamaradas y tinieblas. “Nunca”, pensó, “nunca”. ”Pero me necesita, me ha elegido”, pensó también. De alguna manera lo había buscado y elegido a él, para algo que no alcanzaba comprender. Y le había contado cosas que estaba seguro jamás había contado a nadie, y presentía que le contaría muchas otras, todavía más terribles y hermosas que las que ya le había confesado. Pero también intuía que había otras que nunca, pero nunca le sería dado conocer. Y esas sombras misteriosas e inquietantes ¿no serían las más verdaderas de su alma, las únicas de verdadera importancia?”