“¿Por qué no podía enfadarse? ¿Por qué tenía que estar tan cochinamente asustado?”
“¿Por qué?. ¿Por qué había podido ocurrir algo así?. ¿Cómo habían podido confabularse tantos acontecimientos juntos?.”
“¿Por qué tantos hombres eran tan desagradables? ¿Les faltaba algo o tenían algo repugnante instalado en su interior, como un circuito defectuoso en un ordenador?”
“Si está en San Francisco la seguiré allí. Si está en Tokyo la seguiré allí. Y si está en el infierno la seguiré allí. ¿Por qué no?. Allí es donde acabaremos de todas formas y probablemente juntos.”
“Lo mejor es que no le parezco osco ni reservado. Elaine y yo pasamos mucho tiempo juntos; supongo que si no tuviese una edad tan grotesca, diría que es mi chica. Sin embargo no está mal que sólo sea una amiga especial; a veces es mejor que una novia. Nos ahorramos muchos de los problemas que trae aparejados el noviazgo, y, aunque sé que nadie por debajo de los cincuenta me creerá, en ocasiones las cenizas son mejores que una auténtica fogata. Es extraño, pero cierto.”
“¿Qué premio podía ser tan extraordinario como el hecho de que no mencionaran premio alguno? Inclusive un viaje por el mundo tenía sus limites y sus plazos... pero un premio sin nombre, podía ser imaginado y vuelto a imaginar, y nunca se gastaría...”
“Soy tres mujeres. Soy la que era; soy la que no tenía derecho a ser pero era; soy la mujer a la que has salvado.Te doy las gracias, pistolero.”