“Una vez me dijo que sentìa haber sido una decepciòn para mì. Le pregunté que de donde habìa sacado aquella idea absurda. "De sus ojos, padre, de sus ojos", dijo. Ni una sola vez se me ocuriò que tal vez yo habìa sido una decepciòn todavìa mayor para ella. A veces nos creemos que las personas son décimos de loterìa: que estàn ahì para hacer realidad nuestras ilusiones absurdas.”