“Cené con los cretinos, escritores funcionarios de mierda, muertos. Esa raza de escritores, imitadores de lo ya hecho y gente absolutamente falta de ambición literaria, aunque no de ambición económica, son una plaga más perniciosa incluso que la plaga de los directores editoriales que trabajan con entusiasmo contra lo literario.(...)Aquella reunión no tenía nada de simpática ni de exótica ni de original. Era en realidad un congreso literario más de los muchos que hay esparcidos por el mundo de la corrupción.”