“No somos niños, ninguno de los dos. No creemos en cuentos de hadas. Y si lo hacemos ¿Quiénes seriamos? No el príncipe encantado y la bella durmiente. Yo hago que las victimas de asesinato se marchen y Anna estira pieles hasta que se rasguen, rompe huesos en piezas cada vez más pequeñas como si fueran ramas verdes. Seguramente seriamos el extraño dragón y la loca hada. Lo sé. Pero aun así tengo que decírselo.”