“Aprieto los ojos con fuerza e intento llegar a él a través cientos de kilómetros de distancia, enviarle mis pensamientos, hacerle saber que no está solo. Pero lo está, y yo no puedo ayudarlo. [pp. 17]”
“Hemos llegado, desde una gran distancia el uno al otro. Siempre lo hemos hecho. A través de grandes distancias, a través de años, a través de abismos de casualidad. Porque él viene de tan lejos, nada puede separarnos. Nada, ni la distancia, ni los años, puede ser más grande que la distancia que siempre estuvo entre nosotros, la distancia de nuestro sexo, la diferencia de nuestro ser, la de nuestras mentes; esa brecha, ese abismo que salvamos con una mirada, un roce, una palabra, la cosa más simple del mundo. Mira lo lejos que está, dormido. Mira lo lejos que está, lo lejos que está siempre. Pero vuelve, vuelve, vuelve...”
“El pan está fuera de mí, pero lo toco con los dedos, lo siento, siento que eso es el mundo, pero si yo puedo tocarlo y sentirlo, entonces, no se puede decir realmente que sea otra cosa, o ¿tú crees que se puede decir?”
“Pero te advierto que Watanabe es igual que yo. Amable y cariñoso, pero incapaz de amar a nadie con el corazón en la mano. Hay una parte de él que siempre está alerta, siente un ansia que lo devora. Lo sé de sobra.”
“Yo no quiero más de la vida. Y tú me estás obligando a ver riquezas y horizontes que yo nunca conocí. Ahota que los conozco y que conozco mis posibilidades inmensas. voy a sentirme peor de lo que antes me sentía. Porque sé que puedo tenerlo todo, y no quiero.”
“Lo que intento decir es que este mundo está lleno de mierda y que topamos con ella a diario, pero no tenemos por qué bañarnos en mierda.”