“El se queda paralizado, aunque no se aparta, así que sigo acariciándole dulcemente el cabello. Es la primera vez que lo toco por voluntad propia desde la última arena.-Sigues intentando protegerme. ¿Real o no? -susurra.-Real -respondo; quizá deba explicarlo mejor-. Porque eso es lo que nosotros dos hacemos: nos protegemos el uno al otro. [pp.327]”
“Es el primer beso del que ambos estamos plenamente conscientes. Ninguno está debilitado por la enfermedad o el dolor, tampoco desmayado; no nos arden los labios de fiebre ni de frío. Es el primer beso que de verdad hace que se me agite algo en el pecho, algo cálido y curioso. Es el primer beso que me hace desear un segundo. [pp. 319]”
“Tal vez eso es lo que nos llama a cada uno de nosotros, la promesa de la próxima historia, justo en el horizonte.O la historia patinando por la ventana del frente.O la que late en el interior de nuestros corazones, a la espera de ser puestas en libertad.”
“Y, de repente, es como si no existiera nadie más en el mundo que estas dos personas que atraviesan el espacio para encontrarse. Chocan, se abrazan, pierde el equilibro, se dan contra una pared y allí se quedan, convertidos en un solo ser indivisible. [pp. 194]”
“Somos lo que queda de nosotros cuando nos rompen el corazón por primera vez”
“Empiezo a recuperar la concentración cuando Caesar le pregunta si tiene una novia en casa.Peeta vacila y después sacude la cabeza, aunque no muy convencido.—¿Un chico guapo como tú? Tiene que haber una chica especial. Venga, ¿cómo se llama?—Bueno, hay una chica —responde él, suspirando—. Llevo enamorado de ella desde que tengo uso de razón, pero estoy seguro de que ella no sabía nada de mí hasta la cosecha.La multitud expresa su simpatía: comprenden lo que es un amor no correspondido.—¿Tiene otro?—No lo sé, aunque les gusta a muchos chicos.—Entonces te diré lo que tienes que hacer: gana y vuelve a casa. Así no podrá rechazarte, ¿eh? —lo anima Caesar.—Creo que no funcionaría. Ganar… no ayudará en mi caso.—¿Por qué no? —pregunta Caesar, perplejo.—Porque… —empieza a balbucear Peeta, ruborizándose—. Porque… ella esta aquí conmigo.”
“A veces escribir es un trabajo: trazar oblicuamente el camino de ciertas ideas que nos parece indispensable poner en la mesa. Pero otras es conceder lo que queda, aceptar el museo y contemplar el saldo en espera de la muerte, pedirle perdón al mar por lo que se jodió. Poner en la mesa nuestras cajitas y saber que lo que se acabó era también todo el universo.”