“Entonces, ¿qué hacemos con los pocos días que nos quedan?-Sólo quiero pasar cada minuto del resto de mis días contigo -responde Peeta.”
“Yo sólo quiero pasarme cada posible minuto del resto de mi vida contigo.”
“Si me dijeran: te quedan veinte años de vida, ¿qué te gustaría hacer durante las veinticuatro horas de cada uno de los días que vas a vivir?, yo respondería: dadme dos horas de vida activa y veinte horas de sueños, con la condición de que luego pueda recordarlos; porque el sueño sólo existe por el recuerdo que lo acaricia.”
“Qué fuerza de realiadad tienen los pensamientos de la gente que piensa poco y, sobre todo, que no divaga. A veces dicen “buenos días”, pero de qué manera tan inteligente.”
“Es necesario correr riesgos, decía. Sólo entendemos del todo el milagro de la vida cuando dejamos que suceda lo inesperado. Todos los días Dios nos da, junto con el sol, un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. Todos los días tratamos de fingir que no percibimos ese momento, que ese momento no existe, que hoy es igual que ayer y será igual que mañana.”
“Sólo entonces caí en la cuenta de que los vecinos de asiento en los aviones, al igual que los matrimonios viejos, no se dan los buenos días al despertar. Tampoco ella.”