“Hay unas cuantas verdades universales sobre la belleza. Mientras que a algunos chicos les gusta el pelo corto hay alguno que les gusta liso y a algunos les gusta rizado, a todos les gusta el pelo largo.”

Suzanne Selfors

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“La diferencia entre el hombre al que le gusta soñar continuamente que es Napoleón y al hombre que se cree Napoléon es la diferencia que hay entre el soñador dichoso y el esquizofrénico desdichado.”


“Pues amo el suelo que pisa y el aire que respira y todo lo que toca y lo que dice. Me gusta su forma de mirar y de comportarse, me gusta todo él de arriba abajo. ¡Ya está!”


“Sólo hay una cosa que no me gusta de él. Ella.”


“Lo supe siempre. No hay nadie que aguante la libertad ajena; a nadie le gusta vivir con una persona libre. Si eres libre, ése es el precio que tienes que pagar: la soledad.”


“…debes darte cuenta de que nos hemos pasado la vida desde pequeños respondiendo a la pregunta ‘qué me gusta’…y ese ‘qué me gusta’ marca nuestro mundo. Da la sensación de que si nos gusta algo es un indicador del rumbo o un deseo y debes saber que no…Lo que no gusta no es nuestro camino, ni tampoco lo que no nos gusta. A veces el rumbo puede estar en lo que nos provoca indiferencia, en aquello que no nos apasiona ni aborrecemos…Entiende esto. Has de confiar en ti, no en lo que crees que te gusta a ti…La senda no la marca lo que te gusta a ti sino que la marcas tú…”


“Empiezo a recuperar la concentración cuando Caesar le pregunta si tiene una novia en casa.Peeta vacila y después sacude la cabeza, aunque no muy convencido.—¿Un chico guapo como tú? Tiene que haber una chica especial. Venga, ¿cómo se llama?—Bueno, hay una chica —responde él, suspirando—. Llevo enamorado de ella desde que tengo uso de razón, pero estoy seguro de que ella no sabía nada de mí hasta la cosecha.La multitud expresa su simpatía: comprenden lo que es un amor no correspondido.—¿Tiene otro?—No lo sé, aunque les gusta a muchos chicos.—Entonces te diré lo que tienes que hacer: gana y vuelve a casa. Así no podrá rechazarte, ¿eh? —lo anima Caesar.—Creo que no funcionaría. Ganar… no ayudará en mi caso.—¿Por qué no? —pregunta Caesar, perplejo.—Porque… —empieza a balbucear Peeta, ruborizándose—. Porque… ella esta aquí conmigo.”