“—Le pegaré un tiro.—Papá, por favor”
“Sin lágrimas, por favor. Es un desperdicio de buen sufrimiento.”
“Por favor. No puedo perderte. Por favor abre tus ojos. Por favor no me dejes...♥—Daemon♥”
“Dos partes de mí intentaron hablar al mismo tiempo. La primera parte gritaba «No le hagas nada, por favor. Otra vez no. No lo rompas. Dámelo, por favor. No lo cojas así, por el mástil». La otra mitad recitaba: «Te odio, te odio, te odio», como si escupiera sangre.”
“Estoy seguro de que mi papá no padeció la tentación del martirio antes de la muerte de Marta, pero después de esa tragedia familiar cualquier otro inconveniente parecía pequeño, y cualquier precio ya no parecía tan alto como antes. Después de una gran calamidad la dimensión de los problemas sufre un proceso de achicamiento, de miniaturización pues a nadie le importa un pito que le corten un dedo o que le roben el carro si se le ha muerto un hijo.”
“El que corre corre hacia la muerte, que a veces se comporta como una verdadera haragana y se sienta simplemente a esperar a que el cristiano trabaje por ella y tome un revólver el apurado y se despache de un tiro cualquiera en el corazón.”