“Me sentía sabia y cínica como el infierno.”
“Míralo. El rostro de un ángel malicioso y los ojos como el cielo nocturno en el Infierno. Es muy hermoso, y a los vampiros les gusta eso. Y no puedo decir que a mí me moleste. -Magnus sonrió de medio lado-. Cabello negro y ojos azules son mi combinación favorita.”
“Me sentía muy tranquila y muy vacía, como debe de sentirse el ojo de un tornado que se mueve con ruido sordo en medio del estrépito circundante.”
“Su suave risa resonó a través de mis oídos, y tuve el repentino impulso de echármela al hombro y salir corriendo de aquí. Asegurándome de que nunca le ocurriera nada malo. Respiré e intenté concentrarme a pesar del dolor que sentía por dentro. Ella no me conocía. Sabía que no me conocería, pero aun así se sentía como una patada en el estómago.”
“el infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquél que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio.”
“Había una cosa que sabia a ciencia cierta, lo sabia en el fondo del estomago y en el tuétano de los huesos, lo sabia de la cabeza a los pies, lo sabia en la hondura de mi pecho vació...El amor le concede a los demás el poder para destruirte. A mi me habían roto más allá de toda esperanza.”