“...aunque pusieron silencio a las lenguas, no le pudieron poner a las plumas, las cuales, con más libertad que las lenguas, suelen dar a entender a quien quieren lo que en el alma esta encerrado: que muchas veces la presencia de la cosa amada turba y enmudece la intención más determinada y la lengua más atrevida." - Don Quijote de la Mancha, Parte I, Cap. XXIV”