“Creyéndose bella, conocía muy bien, aunque de un modo vago, que tenía un arma. Las mujeres juegan con su belleza como los niños con un cuchillo, y se hieren.”
“La verdad es un cuchillo afilado, la verdad es una llaga incurable, la verdad es un ácido corrosivo. Por esto durante los días de su juventud y de su fuerza, el hombre huye de la verdad hacia las casas de placer y se ciega con el trabajo y con una actividad febril, con viajes y diversiones, con el poder y las destrucciones. Pero viene un día en que la verdad lo atraviesa como un venablo y ya no siente más el júbilo de pensar o trabajar con sus manos, sino que se encuentra solo, en medio de sus semejantes, y los dioses no aportan ningún alivio a su soledad.”
“Sólo cuando un mago comparte su sueño con otro, las cosas que de otro modo serían imposibles se convierten en posibles. Como por ejemplo, saber escoger bien.”
“Ella sólo quería una fotografía de su vida, como las que tenía de su padre y de su madre en su mesa de noche. Agradable, iluminada de un modo que suavice los ángulos más duros, distinguida.”
“Se llamaba Mónica y era morena. Y tenía su vida, su novio, todas esas cosas que tiene la gente. Y no era, y esto Sebastián querría dejarlo muy claro, una musa ni una maga, ni una bruja ni un recuerdo, ni nada de esas cosas con las que la literatura suprime a menudo a las mujeres.”
“En la voz de los profesores hay un dejo de suficiencia. En la de los estudiantes, de cinismo y desprecio. Tienen 20, 21, 22 años y juegan a un juego que no entienden. Tampoco los docentes. Sólo les queda la grandilocuencia. Las mayúsculas. El tácito acuerdo de no denunciar la falacia del trámite. Porque esto es un trámite que apunta a cosas como joder con tu mujer, traer al mundo a un par de animalitos asustados y escupir tu nombre en algún directorio.”